Qué aportarán el diminuto PRSD y Hatuey Decamps, un dirigente que ha visto pasar su momento de esplendor, a la candidatura presidencial de Hipólito Mejía? Creo que nada. La alianza con el PRSD y la incorporación de Decamps en el rol de co-director de Campaña de Mejía, retrata de cuerpo entero la caída en picada de la candidatura presidencial del PRD, la cual empieza por relegar a un plano secundario a su Jefe de Campaña, César Cedeño, tomado como el chivo expiatorio silencioso de la campaña sucia montada contra la primera dama y candidata vicepresidencial del partido de gobierno.
Decamps, un fracasado en propulsar su propio proyecto político, aporta el PRSD que es, electoral y orgánicamente, una entelequia cuya mejor actuación consistió en alcanzar 500 votos de los 14,000 que obtuvo en el 2008 aliado al Partido Dominicanos por el Cambio, del disidente reformista Eduardo Estrella. En la congresual del 2006, el PRSD no obtendría ni un regidor.
La gravitación política de Decamp literalmente desapareció del escenario nacional a partir del 2004, luego de su dimisión de la presidencia del PRD .
Decamps, paciente de un prolongado tratamiento de cáncer, parece que siempre termina en los brazos de Mejía. Un delfín de José Francisco Pena Gómez, Decamp fue incapaz de retener el liderazgo heredado con la muerte del máximo líder perredeísta acaecida en 1998, y terminó aceptando la presidencia del PRD que le ofreció Mejía en el año 2000. Ahora cree que puede pescar en río revuelto, pues su hipótesis es que Mejía terminará pronto, Vargas pagará cara su abstencióny Luis Abinader no podría disputarle una futuranominación.
Político zigzagueante, Decamp huye de la confrontación. Así, su renuncia de la Secretaría de la Presidencia, cuando el Presidente Jorge Blanco más lo necesitaba, tras el descrédito por la revuelta de 1984, constituyó el preámbulo a su escapatoria del 2004.
Con aliados de poca extensión e intensidad, Mejía irá a ninguna parte.
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