Desde aplicaciones para encontrar pareja en las que los audios son más importantes que la imagen hasta el poder del auralismo. ¿Te has preguntado alguna vez por qué es prácticamente inevitable emitir algún gemido durante las relaciones sexuales? ¿O por qué en ocasiones escuchar la voz de la persona con la que vas a quedar resulta más estimulante que una imagen? En definitiva, ¿por qué la vida en mute no tiene sentido cuando hablamos de sexo?
Lorraine McCune lleva
estudiando los gemidos desde 1987, por lo que sus palabras, aunque resulten
poco eróticas, son perfectas para comenzar. “Bajo las condiciones de una
demanda metabólica, la activación de los músculos intercostales para mantener
la inflación pulmonar durante la expiración pone en marcha las contracciones de
los músculos de la laringe, creando así un sistema de presión que alarga la
fase de expiración de la respiración y activa la oxigenación de la sangre”. Es
decir… Bajo las condiciones adecuadas, el sonido, simplemente, ocurre.
“Los sonidos nos excitan,
posiblemente, además de por su poderosa conexión con los centros receptivos
neurológicos, porque el sonido requiere de una interpretación y por eso suele
apoyarse en otros sentidos (normalmente, la vista). Cuando oyes un sonido y no
tienes inmediatamente a la vista lo que lo produce, la primera reacción
inconsciente es buscar con la mirada su origen. El sonido exige interpretación.
Eso de tener que fantasear a partir de la audición de un sonido le viene de
maravilla al deseo cuando este está operando en el terreno erótico, pues
alimenta el relato deseante que sostiene una interacción sexual. Quizá por eso,
suele ser un medio muy eficaz para mantener e incrementar la excitación,
especialmente en las mujeres, que solemos requerir de una fantasía muy
elaborada en su relato, de una trama compleja e imaginativa hasta el detalle”,
explica Valérie Tasso, sexóloga y embajadora de LELO. La marca sueca de
bienestar sexual y juguetería erótica de lujo dispone de juguetes sexuales como
el masajeador de clítoris SIRI 2, cuya vibración responde al sonido ambiente
tanto si es la playlist favorita de quien lo usa como si es la voz de su
pareja.
Tan importante resultan los
sonidos que las aplicaciones con las que encontrar pareja (sí, es un eufemismo:
se pueden buscar muchas otras cosas) comienzan a apostar ya no únicamente por
los mensajes por escrito y las imágenes, sino también por los audios como
elemento clave para que el ansiado match acontezca. “Al enviar un audio estamos
enviando información sobre cómo somos a través de nuestra voz. Al escuchar un
audio conectamos más fácilmente con las emociones de la persona que nos habla y
podemos apreciar más fácilmente su humor, ironía e intención. Además, en un
audio también conoceremos la entonación y el ritmo de su forma de hablar. Así
entenderemos mejor su comportamiento a través de su voz”, dice María Pasión,
dating coach de Meetic. Por su parte la-aplicación-para-encontrar-pareja-o-lo-que-estimes-oportuno
Hinge ha llevado a cabo un estudio en el que el 75 % de sus usuarios han
asegurado que lograr tener química con las citas en el universo moderno del
dating resulta muy complicado, y el 65 % de ellos señala que poder escuchar la
voz de la otra persona ayudaría a aumentar el interés. “Escuchar la voz de los
demás nos ayuda a conectar de una forma en la que ni las fotografías ni los
textos lo logran”, señala la dating coach Logan Ury. “Por eso, no es
sorprendente que el 52 % de los usuarios de Hinge aseguren que pueden saber más
sobre su match potencial a través de un mensaje de voz. Les da la oportunidad
de saber de verdad cómo la otra persona les hace sentir”, asegura. La
aplicación cuenta con la experiencia auditiva Voice Prompts, con la que
conseguir matches mediante mensajes de voz.
No es la única aplicación que
confía en el poder del sonido, pues Meetic tiene la opción ‘Hello Love’. “En un
mundo obsesionado por la imagen, a veces se subestima la importancia del audio,
especialmente de la voz humana cuando se trata del mundo de las apps de citas.
Meetic, consciente de esta necesidad, ofrece la posibilidad de tener llamadas
de audio con tu match, y también permite a los usuarios completar sus perfiles
con un breve audio descriptivo. Las notas de voz no solo muestran a otros
usuarios que la persona es real, sino que también permiten a los solteros
expresarse mejor. Escuchar la voz de alguien puede generar confianza y permite
tener conversaciones en las que se puede conseguir una conexión mucho más
profunda y natural. El sonido de la voz puede darnos valiosas pistas sobre la
personalidad de una persona, sus emociones o el significado más profundo de sus
palabras. Por este motivo, el 96% de los solteros de nuestro país considera que
escuchar la voz de alguien es un elemento fundamental en el contexto de la
seducción”, dice Pau Esteve, portavoz de Meetic España.
¿Es la voz el nuevo punto G?
Cuando Paris Hilton confesó haber
estado toda la vida modificando su voz para hacer pensar al mundo que no era
más que una Barbie, muchos se sorprendieron de que hay quien modifica su forma
de hablar para mandar una imagen de sí mismo diferente a la real. Las mujeres,
por cierto, lo tienen más fácil a la hora de hacerlo, tal y como señala el
estudio ‘The Perception and Parameters of Intentional Voice Manipulation’ (‘La
percepción y los parámetros de la manipulación vocal intencionada’), publicado
en el Journal of Nonverbal Behavior, que señala que las mujeres pueden
modificar su voz para resultar más sensuales, mientras que ellos no solo no son
capaces de hacerlo. Pero, ¿por qué hay voces que nos parecen eróticas e
irresistibles? “Por el misterio de las correspondencias simbólicas con las que
opera el deseo, que es un misterio para nosotros mismos, porque las
asociaciones que establecemos a partir de determinado estímulo no forman parte
de nuestro sistema electivo racional, sino de asociaciones de carácter inconsciente”,
asegura Valérie Tasso. Maria Pasión añade que en la voz hay matices de
personalidad, así como rasgos que pueden resultar atractivos. “Las voces graves
suelen despertar magnetismo, y algunas voces dulces, aspiradas o rasgadas
también pueden parecernos agradables. Para que nos exciten, ya estaríamos
hablando de melolagnia, que se produce por el placer de escuchar música para
nuestros oídos, y se entiende que nuestra voz también se comporta como música
para el oyente”, matiza.
Auralismo y ‘dirty talk’
A partir de las palabras de
Pasión, recordamos que en TikTok hay más de 75 millones de visitas para la
búsqueda «qué es el auralismo», pero como no consideramos necesario entrar en
una red social para descubrirlo, hemos preferido contártelo directamente. Se
trata de la excitación sexual por la música, los sonidos o ciertos ruidos, y
está más presente en las mujeres que en los hombres. Tasso aclara que no se
trata de que la excitación sexual incremente durante la interacción sexual
porque tu pareja te hable, sino que en realidad, se trata de un parcialismo.
“Eso supone que el sujeto activa el deseo por un sonido que puede ser
cualquiera (desde una música concreta hasta el goteo de un grifo), pero no
necesariamente por palabras escuchadas. En cuanto al fetichismo, es el sonido
en sí mismo y por sí solo el que activa su fantasía libidinal, es decir, que su
deseo no depende de la referencia desde la que emana ese sonido, del mismo modo
que la excitación en el “restifismo” o “retifismo” (el fetichismo de los zapatos)
no depende de la persona que calza los zapatos, sino del zapato concreto en sí.
En el auralismo, el deseo no es tampoco dependiente de que se produzca en el
marco de una interacción sexual, sino que puede darse en cualquier
circunstancia en la que se encuentre el sujeto, por banal o poco sexual que
sea”, asegura. “Todos los sentidos forman parte de la experiencia sexual, y sin
duda el sonido es importantísimo. Lo que sí es cierto es que cada vez hay más
recursos. A día de hoy podemos encontrar fácilmente audios eróticos por
internet, listas de reproducción de gemidos o podcast eróticos”, dice Sonia
Encinas, autora de Sexo afectivo.
Pero volvamos un momento a las
palabras de Valérie Tasso, porque aunque comienza matizando que el auralismo no
tiene nada que ver con que la pareja hable o no en la cama, lo cierto es que no
es extraño que en las terapias de pareja salgan a la luz problemas sexuales en
los que el denominado dirty talk es el tema de la discordia. El dilema surge
cuando a alguien le gusta decir frases subidas de tono en la cama mientras que
su pareja lo rehúye. ¿Hay forma de que a quien no le gusta pueda de algún modo
hacerlo de forma que no sienta vergüenza y le ayude a sentir placer? Sonia
Encinas aclara que el sexo es un lugar de experimentación, aprendizaje y juego
adulto, por lo que no hay que forzar nada. “Sin embargo, hay casos en los que
la expresión verbal se ve coartada por la vergüenza o falta de hábito. En estos
casos podemos conquistar y liberar la expresión poco a poco a través de las
dinámicas y las reflexiones que hacemos en la consulta. También es cierto que
no todas las personas somos ni tenemos que ser igual de expresivas, y hemos de
tener en cuenta que hay muchos niveles, intensidades y formas de expresarse. La
expresión erótica forma parte del sexo, ya sea por la respiración, las
palabras, el lenguaje corporal o los gemidos. El sexo es un espacio de comunicación
innegable que podemos aprender a ocupar sin vergüenzas, culpas ni guiones”,
dice.
¿Qué dicen de ti tus gemidos en
la cama?
El sonido refleja la intensidad
de la excitación, por lo que si durante las relaciones sexuales la pareja gime,
el sonido sirve como una forma de animar al otro para continuar haciendo lo que
está haciendo, siendo así una comunicación gratificante. El gemido ya no es,
por lo tanto, únicamente una reacción fisiológica, sino una forma de conseguir
el orgasmo más eficiente y rápida. De ahí, por supuesto, nacen los problemas al
fingir placer, pues se relaciona cada gimiendo con un refuerzo positivo de la
forma en la que se está actuando y por ende, el camino hacia el orgasmo se
torna cada vez más complicado. “La palabra, especialmente en las fases de
excitación, meseta y orgasmo de nuestra respuesta sexual, desaparece. Entramos
en un estado transitorio que no puede, ni debe, ser racionalizado con palabras.
Lo que pasa no pasa por el discurso. Es, por más que a casi todos nos resulte
cotidiano, una especie de trance o arrebato de carácter místico. En alguna
ocasión he definido el orgasmo como “el gran comedor de palabras”. Mientras él
está solo existe el gemido, el aullido, la expresión pre-lingüística, pero no
la palabra. Antes y después sí podemos tomar plena conciencia racional, pero
“durante” el orgasmo, no”, señala Valérie Tasso. Sin embargo, incluso cuando no
hay orgasmos de por medio, gemir o incluso gritar no es extraño, pues como
explica Sonia Encinas, la expresión verbal y no verbal no va asociada,
necesariamente, al clímax. “Hay personas más expresivas que pueden emitir
sonidos, gemidos o gritos al sentir distintos niveles de placer y excitación.
También hay a quien emitir o escuchar sonidos le excita aún más, así que la
expresión puede convertirse en parte del juego erótico. Eso sí, no todas las
personas se comportan igual. Puedes sentir mucho placer y gemir o no hacerlo.
Lo mismo ocurre con el orgasmo. La expresión verbal y no verbal forman parte
del sexo”, explica.
Asegura que la forma en la que
gemimos en la cama puede hablar de cómo de cómodas nos sentimos en el espacio
erótico. “Puede hablar de si estamos o no conectadas con nuestro cuerpo y
nuestro placer, así como del permiso que nos damos para expresarnos y ocupar el
espacio erótico. Pero también podría responder a un guión pornográfico
aprendido, a pensar que es lo que le gusta a la otra persona, y no tanto al
placer propio. Ocupar el rol de observadoras es frecuente entre las mujeres,
pues en un sistema patriarcal, hemos aprendido a satisfacer más que a
satisfacernos. Lo que diga de nosotras dependerá de cada caso concreto”,
aclara.
Alzar la voz es importante en
todos los ámbitos de la vida, y en el sexo, al parecer, también. Lo que tenemos
que saber es si nuestros gemidos no están siendo guionizados de forma
inconsciente y si con ellos no estamos mandando mensajes que van a poner la
zancadilla al placer. Blas de Otero pedía la voz y la palabra, y las relaciones
sexuales, por qué no, también.
El País
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