El cólera se mantendrá por muchos años en Haití, aunque su tendencia es a disminuir levemente y luego a estabilizarse, ha advertido la Organización de Naciones Unidas (ONU), al quejarse de que apenas recaudó un 40 por ciento de los 175 millones de dólares requeridos para afrontar el avance de esa epidemia que ha contagiado a más de 230 mil personas y causado cuatro mil 539 muertes en aquel país.
Aunque la incidencia de decesos se redujo de un nueve a un dos por ciento, la Oficina Humanitaria de la ONU considera todavía escandalosa la cifra de un dos por ciento de fallecimientos entre infectados de cólera en Haití y previene contra más contagios en zonas remotas donde la gente ingiere agua no potable.
Ese aviso de advertencia de la ONU es válido también para República Dominicana, cuyas autoridades tendrán que lidiar por muchos años con esa bacteria que ingresaría a territorio nacional por la frontera.
En Haití lo peor parece haber pasado, o puede decirse que sólo una ira divina provocaría un desastre sanitario mayor al que ha causado más de 230 mil casos de contagios y más de cuatro mil muertes por cólera, pero en el lado Este de la isla, el más mínimo descuido abriría las puertas a una gran desgracia.
Con distancia guardada, en el lado dominicano centenares de asentamientos humanos carecen de acueductos o sistemas de purificación de agua, por lo que su gente está expuesta a contraer cólera, epidemia que se expandiría antes de que pestañe un pollo.
Sin una clara política migratoria, la labor de prevención y control del cólera será más que difícil para el Ministerio de Salud Pública en razón de que el cordón fronterizo es altamente vulnerable al paso de miles de indocumentados sobre los cuales las autoridades no tendrían ningún tipo de control sanitario.
En Haití, uno o cien casos más de cólera no representaría ninguna novedad ante la magnitud de la expansión de la epidemia, pero en República Dominicana un brote sostenido de la enfermedad causaría, además de los efectos clínicos de ese mal, daños de imprevisibles consecuencias económicas.
Con sólo decir que la industria turística pendería de un hilo en caso de que aquí se registraran casos de fallecimientos por cólera o de que la enfermedad se asiente en zonas turísticas o de gran desarrollo inmobiliario.
Es por eso que se reclama que las autoridades mantengan por todo lo alto el programa de monitoreo, previsión y control del cólera y que ante el señalamiento de la ONU, de que el mal se mantendrá por años en Haití, se redoble también el control migratorio para disminuir riesgo de mayor ingresos de personas infectadas por la bacteria. Es mejor prevenir que lamentar.
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