Una queja frecuente entre las mujeres, es que sus compañeros sentimentales no siempre las satisfacen en la cama como les gustaría.
¿Cómo se podría hacer para que la mujer quede (aún más) contenta? Ahí van algunas ideas generales que deberás aplicar teniendo en cuenta las preferencias de tu chica.Recuerda que no hay dos mujeres iguales.
El órgano de los sentidos preferente de las mujeres es el auditivo
Puedes comenzar, pues, con una charla íntima, que no debe iniciarse necesariamente en la cama, sino mientras cenáis, por ejemplo, para seguirla cuando estéis acostados.
Exprésale tu amor, lo que te gusta de su forma de ser, su forma de hacer las cosas. Dile cuánto admiras su cuerpo. Si a ella le gusta, sube el tono de las cosas que le dices: desde ligeramente eróticas a francamente sexuales.
No temas seguir diciéndole cosas mientras dure vuestro encuentro sexual. A muchas de ellas las palabras no les distraen tanto como a ti, sobre todo si su contenido se ajusta al momento. A algunas chicas les gusta, además, escuchar palabras soeces. Pero debes saberlo de antemano, porque si no es así, dejarás las cosas en un punto muy malo. Sigue hablando.
Muestra tu interés por ella. Indícale cómo enciende tu deseo su sola presencia o simplemente pensar en ella. Si sabes que hay alguna música que la “estimule”, no olvides ilustrar vuestro encuentro con su pieza preferida a bajo volumen.
Bésala en el rostro; besos largos..., ninguno en los labios..., aún. Sigue besando por todas las partes del cuerpo. Besos largos y húmedos..., pero evita las zonas erógenas, rodéalas. Simula besarle los pezones, pero besa la areola... En algún momento puedes besarle los labios, pero sólo en los labios.
Deja que tus manos tomen posesión de su cuerpo. Bésala ahora profundamente. Acaríciala con suavidad, extensamente. Tócale todo el pabellón auricular, el cuello, los brazos, las axilas, bordea los pezones (tócalos un poco con el dorso de la mano, como sin querer, pero huye de ellos rápidamente), atiende a su vientre, a su pubis, la cara interna de sus muslos, la proximidad de los labios mayores de la vulva, las piernas. Dale la vuelta y recorre su espalda con labios y manos. Muérdele con suavidad la nuca: un pequeño restallido de placer recorrerá su cuerpo; lo sabrás porque no podrá evitar un ligero gemido. Vuélvela de nuevo.
Bésala profundamente, acaricia ya sus zonas erógenas: los lóbulos de las orejas, los pezones, el pecho entero, su vulva. Entretente con los dedos entre sus labios mayores y menores. Notarás cómo se incrementa la humedad. Recuerda que el ano también es una zona erógena, pero debes evitar tocar después la vulva con el mismo dedo.
Estimula su clítoris con suavidad
Supongo que ya habrás aprendido a hacerlo con eficacia a estas alturas, porque no es ahora el momento de aprender...
A las mujeres suele gustarle el cunilinguus tanto como a ti pueda encantarte la felación. Acaricia su clítoris con la lengua y con tus labios: un poco de estímulo..., para, para; otro poco de estímulo, vuelve a parar. Se trata de que se retuerza de placer, y para eso el clítoris es la llave del éxito. Pero no olvides introducir un dedo en su vagina para acariciar su pared anterior. No hace falta que simules los movimientos del coito con el dedo. Acaricia dentro, que lo note, y sácalo.
Vuelve a sus pezones, al resto del cuerpo. Y baja de nuevo a sus genitales.
Habrás hecho todo esto sin prisas. Recreándote y, sobre todo, recreándola.
Para ello tienes que medir bien el tiempo, porque si te excedes puede aburrirse.
Ha llegado la hora de llevarla al orgasmo
Está deseándolo. ¿Qué prefieres? O mejor aún ¿qué prefiere ella? Puedes utilizar tus dedos masturbándola para que llegue al clímax, bien humedecidos con tu saliva o con los fluidos de su propia vagina. Quizás le apetezca que utilices un vibrador para conseguirlo. O vuelve a emplear tu lengua en un cunilinguus explosivo que la lleve hasta el final.
Quizás os decidáis por el coito. Si es así, no tengas prisa en elegir la postura final. ¿Quieres ver a tu chica excitándose de verdad? Sí, sí, más de lo que ya está. Utiliza la posición del misionero. Introduce el pene en su vagina, pero nada de movimientos de coito. Sácalo. Que sí: fuera del todo. Bésala. Adentro otra vez. Y a sacarlo de nuevo. Entra otra vez. Así ocho o nueve veces (o menos). De este modo estimulas la sensible entrada vaginal con tu glande y conseguirás que tu chica se derrita literalmente entre tus brazos. Recuerda que esa acción desencadena un reflejo que incrementa la irrigación de la zona y la erotiza más. Por eso notarás cómo se moja profusamente.
Si ya vas a comenzar los movimientos del coito para llegar al final, puedes seguir en esa postura, pero no olvides evitar las penetraciones profundas que a ella la estimulan poco. Introduce sólo medio pene y coloca la parte de tu cuerpo situada entre el nacimiento del pene y el pubis sobre su clítoris.
Notarás que tu cuerpo se sitúa algo más arriba de lo que es habitual. Muévete. Quizás a ti te proporcione menos placer, pero a ella le sucederá todo lo contrario. Su orgasmo será tu premio. Y después de ése, puedes seguir estimulándola igual para ir a por un segundo y un tercer orgasmo, si es que a ella le apetece.
Pregúntale. Quizás os interese practicar una penetración más profunda. Vale, llegarás más fácil al orgasmo. Pero permítele que se masturbe durante el coito. Así podréis llegar juntos: ¡un orgasmo simultáneo!
También puedes pedirle que se coloque tendida sobre ti, cara a cara, con tus piernas entre las suyas. La penetración será poco profunda, pero muévete a la vez que ella lo hace con empeño en estimular su clítoris, no en llegar tú al orgasmo. Sus jadeos finales te recompensarán.
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Recuerda que aunque las mujeres no sientan la misma preferencia que los hombres por los estímulos visuales, eso no significa que sean insensibles a ellos. ¡Ni mucho menos!
Si ya has caldeado el ambiente durante la cena y es evidente que va a pasar algo en la cama, desnúdate despacio delante de ella bajo una luz indirecta como la del cuarto de baño o el pasillo, por ejemplo. O hazlo en el baño con la puerta abierta para que te vea.
No hagas ningún numerito, salvo que seas un verdadero experto. Déjale ver tu trasero si lo tienes bonito, les gusta. Acaríciate el cuerpo. Que vea también el pene. Acarícialo delante de ella. Muéstrale tu erección mientras le explicas lo que su sola presencia es capaz de provocar en ti. Échate en la cama junto a ella o, quizás mejor: enfrente. Regálale la contemplación de una masturbación.
Recuerda que entre las imágenes eróticas que más excitan a las mujeres, la que ocupa el primer lugar es ver a un hombre masturbándose. Hazlo lentamente, con rapidez, otra vez lento. Puedes utilizar si quieres algún juguete sexual: su vibrador, por ejemplo, o quizás le guste que utilices alguna crema hidratante. Que te vea llegar al orgasmo. No le ocultes tu rostro; les encanta ver la cara que pones en ese momento de placer. Tampoco le escatimes que vea tu eyaculación; para ellas es la muestra evidente de tu orgasmo (aunque no sea cierto).
Límpiate allí mismo con un pañuelo de papel (que tendrás preparado) y estimúlala a ella a continuación, con los dedos, con la lengua... O pídele que te corresponda con un espectáculo similar. Si no tiene inhibiciones al respecto, disfrutará tanto haciéndolo delante de ti, como de haberte visto en acción. ¿Y, por qué no hacerlo juntos a la vez? ¿O uno al otro?
Cómo hacer feliz a un hombre en la cama?
Cuando un hombre quiere agradar a una mujer en la cama su principal reto es hacer que ella disfrute y quedar bien, y la verdad que no es tarea fácil porque el placer sexual de las mujeres, por lo general, suele ser mas difuso y incluye muchas mas variaciones que el de los hombres.
Sus zonas erógenas.
La mayoría de las parejas a lo largo de su vida sexual han aprendido cuales son los puntos sensibles del otro, no voy a descubrir nada, pero la mayoría de los hombres aunque son sensibles a las caricias en oreja, cuello, pecho y tetillas, lo que de verdad aprecian son las caricias en su pene.
Habla
El sexo es más excitante si se acompaña de palabras. Cuando acaricies su pene háblale, cuéntale lo hermoso que te parece, en el fondo casi todos los hombres guardan en su corazón un resto de complejo de pene pequeño y les hace sentirse muy bien cuando una mujer les dice lo grande, poderoso y bello que es su pene.Acaríciale y no permitas que te toque hasta que notes que esta realmente excitado. Recuerda que su zona más sensible son sus genitales.
No manipules su pene o su escroto bruscamente hazlo con suavidad y lentitud, no tomes como ejemplo lo que has visto en películas X no son mas que películas, la realidad es muy otra.
Pero si tu caricia ha de ser suave, la forma de asirlo ha de ser firme, apriétalo con fuerza y muévelo con delicadeza. El escroto también es una zona muy sensible que suele quedar relegada al olvido.
Puedes acariciar su piel e incluso morderla o pellizcarla, también puedes tomar uno de sus testículos con tu mano y oprimirlo suavemente, al mismo tiempo, quizás, que haces otras cosas con la otra mano o con la boca. La mayoría de los hombres sienten con mayor intensidad el orgasmo si se aprieta un testículo contra el otro en el momento oportuno.
Hay pocas cosas que exciten tanto a un hombre como una mujer creativa en la cama. Invéntate cosas, por ejemplo, si tienes el pelo largo azótale la espalda con él. Dale besitos en el glande con las pestañas. Pásale un trocito de hielo por el pecho hasta el pubis. Acaríciale con fuerza los dedos de los pies. Masajéale los gluteos.
Cuando le veas muy excitado para y espera a que le baje un poco la excitación para continuar.
Busca nuevas posturas. Algunos estudios nos dicen que a los hombres les gusta cambiar más de postura que a las mujeres. Llévale hasta el orgasmo de la manera que tú prefieras. Si has decidido que sea a través de la penetración, la postura tú-encima es la mas adecuada para que controles los movimientos y para que veas, por su cara y gestos en que momento se encuentra. Acelera o frena según te convenga.
Cuando se encuentre satisfecho, no le toques, la mayoría de los hombres después del orgasmo tienen la piel muy sensible y las caricias no les gustan, prefieren los abrazos enérgicos. Ahora es el momento de sacar lo que hayas preparado, comida o bebida, sírveselo como si fuera tu señor y ponle la cara adecuada para que comprenda que ahora te toca a ti.
Los hombres hablan
A una encuesta llevada a cabo en EE.UU., entre hombres, pidiéndoles que respondieran a la pregunta, “¿Qué puede hacer un mujer para excitarte?”, la mayoría de ellos lo hicieron de una forma bastante convencional.
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