Que cientos o miles de personas estén amotinadas exigiendo ingresar al país sin ninguna documentación es algo ilógico desde todo punto de vista.
Y el cuadro es delicado, pues son civiles enfrentándose a los cuerpos armados, quienes procuran evitar el ingreso de esas personas, de esa manera, a la República Dominicana.
El punto de amotinamiento es el paso por Dajabón, en la Línea Noroeste, justo uno de los lugares en que cada semana se desarrollan las actividades del mercado binacional, al que viene los haitianos para comprar productos nacionales y también traen artículos y bienes que logran vender o canjear en ese punto. Esas actividades de intercambios comerciales se han visto interrumpidas debido a este impasse que se está viviendo allí y que ha obligado a las Fuerzas Armadas de nuestro país a reforzar su presencia para poner control de la situación.
Muchos de esos haitianos alegan, apoyados por algunas organizaciones, que ellos están reingresando al país porque en realidad estaban visitando a sus familiares en Haití por motivo de la Navidad y el Año Nuevo.
Sin embargo, esas personas no tienen ninguna documentación que los acredite como residentes en la República Dominicana.
La situación, en consecuencia es delicada, pero inexplicable. No hay forma de justificar que cientos o miles de personas pretendan reclamar derecho de vivir en el territorio nacional como seres orejanos, sin ninguna acreditación.
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