La candidatura de Hipólito Mejía -desde marzo 6 de 2011, fecha de la accidentada convención del PRD- ha dado mas brinco que una cabra. Primero, fue los alegatos de fraude de su contrincante Miguel Vargas; luego, la conformación de la plataforma de campaña con preeminencia y supremacía casi absoluta de los pepehachistas, después, el privilegio de estar corriendo solito hasta finales de agosto de 2011, fecha en que Danilo Medina fue proclamado candidato oficial del PLD. Se podría decir que en esta primera fase de su campaña al candidato Hipólito y su PPH, les fue de maravilla.
Ya en una segunda fase -con Danilo Medina candidato- las contradicciones Hipólito-Vargas se agudizaron, las grietas, exclusiones e imposiciones de pepehachistas contra miguelitas, en los comandos de campaña, se hicieron antagónicas y la respuesta de Hipólito y su grupo fue: articular una estrategia de campaña -para obviar la crisis interna- basada en que el Presidente Leonel Fernández iba intentar reelegirse, fracasada esta, rediseñaron otra: que Leonel no iba apoyar a Danilo, y luego una final: la imposición de Margarita. Esta demás decir que cada una de esas estrategias -en su aplicación y objetivo- fracasaron estrepitosamente.
Esta segunda fase-fracaso, coincidió con el descenso y techo porcentual del candidato Hipólito que, desde el año pasado, no crece y ya no es puntero en las encuestas, a pesar de que en un momento dado -cuando corría solo- llego a tener 20 puntos porcentuales por encima de Danilo Medina que, dicho sea de paso, viene consumando una tendencia de intención-percepción de voto para ganar en primera vuelta.
La tercera fase de la campaña de Hipólito y su PPPH, es la actual con la implementación de una campaña sucia, la destitución o relevo de su jefe de campaña (Cesar Cedeño) por Hatuey De Camps (y no era para menos, ¡el candidato Hipólito desde octubre-2011, no crece!), y la agudización de la división del PRD y de la confrontación Vargas-Hipólito. Sin duda, el ingrediente Hatuey De Camps, le ha dado a esta fase una suerte de corrección-afinación, por un lado (concretamente de manejo político-táctico); pero también -dado el carácter avasallante de Hatuey y la reactivación de sus viejos adversarios internos-, una extrapolación de viejos conflictos a los planos públicos, que lucen competir con el protagonismo y la autoridad con que el nuevo jefe de campaña quiere rearmar un tablero de ajedrez que hasta hace poco era mesa de dominó.
Lo del ‘empate técnico’ de Hatuey y los 20 puntos porcentuales que dice el Ing. Guzmán -uno de los voceros del PPH- es la cortina de humo que quiere ocultar primero: la imposibilidad de revertir la ventaja porcentual (de 6% y 8%) del candidato Danilo Medina; y segundo, que, el protagonismo de Hatuey, tan rápido y avasallante, está desenfocando una estrategia de campaña que ya venía maltrecha hacia afuera, pero que ahora se devuelve hacia dentro con virulencia, inquina y celos.
Y me pregunto: ¿No estará -el PRD-PPH- entrando a la cuarta fase de la campaña del candidato Hipólito al filo de machete, ajuste de cuentas viejas y un Cacique que sueña -aunque lo niegue- con morir como el patriarca de un símbolo (el viejo PRD) que Peña-Gómez catapultó? Pero: y qué de Hipólito (que cada vez mas se esconde detrás de Hatuey, y pasa a segundo plano), de la actual campaña…, y del triunfo que cada vez se pone más lejos.
Ojalá que la sangre no llegue al río; pero, sobre todo, que el país se resguarde de semejante despeñadero.
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