República Dominicana debe reformular su modelo económico y abordar una reforma tributaria que garantice apoyos importantes para el sector productivo nacional y la mejora del gasto público, manteniendo la estabilidad macroeconómica y la apertura a los mercados, afirma Temístocles Montás, ministro dominicano de Economía, Planificación y Desarrollo.
Montás inaugura mañana la primera edición de los Encuentros El Caribe-El País, en la que se analizará la inversión en República Dominicana. El foro, que reúne a algo más de 300 empresarios, autoridades y representantes diplomáticos y de organismos internacionales, ha sido organizado por ambos diarios con la intención de aportar a la sociedad dominicana reflexiones y propuestas para progresar como país hacia una modernidad ligada a un mundo global y con el que se trabaja de forma interconectada.
Pregunta. Por tercer año consecutivo se pueden superar los 2.000 millones de dólares de inversión extranjera en República Dominicana. ¿Cómo describe ese renglón?
Respuesta. A partir de los años noventa, República Dominicana pasa a ser el principal receptor de inversión del Caribe y de Centroamérica. Recibimos el 30% de la que entra al Caribe y casi un 50% de la que llega a Centroamérica y eso tiene que ver con el hecho de que en los últimos 20 años se han producido reformas institucionales muy importantes. La primera fue la aprobación de la Ley de Inversión Extranjera, entre el [año] 95 y el 96. Salvo en algunos casos concretos, le da igual tratamiento que a la nacional, sin discriminación. A ello hay que añadir que la economía dominicana se ha vuelto muy abierta en términos comerciales y de flujos financieros. Es uno de los países de América Latina que menos restricciones pone a las transacciones transfronterizas de capitales. Es un factor que ha permitido el financiamiento económico en los últimos años, con capitales que vienen confiados en la estabilidad económica y política del país.
P. En este contexto de economía dinámica, ¿se encuentra entre los autosatisfechos o entre los exigentes? ¿Hay que seguir dando pasos en la apertura y atracción?
R. Sí. Al analizar la economía en los últimos cinco años, se ha producido una caída del ahorro doméstico interno. La dinámica ha estado muy asociada a la entrada de capitales de fuera, lo cual puede estar bien, pero también mal frente a los choques externos. A partir de ahí llegamos a la conclusión de que el país está obligado a una reformulación de su modelo económico, y hablamos de la necesidad de que los sectores transables [productores de bienes exportables] de la economía —manufactura, agricultura...—, pasen a ser los motores. Los que la han movido en los últimos años han sido las telecomunicaciones y las transacciones financieras, junto al comercio. La economía dominicana necesita de divisas y estos sectores no son muy productores de ellas. Esto no es sustentable y hay que reformular el modelo para que los sectores transables la movilicen.
P. El sector productivo, el transable, se queja de situaciones que no le permiten ser competitivo.
R. El Gobierno tiene que tratar de garantizar la estabilidad macroeconómica porque vamos a seguir siendo un país abierto, pero eso solamente se sustenta sobre la base de la credibilidad, que la da la estabilidad de la economía. Esto hará que el país pueda lograr en el futuro inmediato grado de inversión, es decir, que las clasificadoras de riesgo coloquen a República Dominicana en niveles de Chile, México, Brasil o Perú, para que los sectores público y privado puedan acceder a financiamiento de más bajo costo a nivel internacional. También vamos a tener que abocarnos a una nueva reforma tributaria, que tendrá que tener muy en cuenta el apoyo a los sectores productivos y que no debilite la capacidad del Estado de actuar en la sociedad, sin aniquilar a otros sectores. Otra medida sería hacer un gran esfuerzo por lograr aumentar el ahorro doméstico interno.
P. Una de las trabas que mencionan los empresarios para ser competitivos es la del costo y calidad de la electricidad.
R. Es un tema permanente. Y uno de los grandes esfuerzos que habrá que hacer, de cara al próximo Gobierno, es garantizar el acceso a electricidad más barata. Aunque los organismos internacionales están tratando de poner barreras a lo que les voy a decir, el próximo Gobierno debe promover la instalación de plantas de carbón mineral.
P. ¿La reforma tributaria también debe tener en cuenta la calidad del gasto público?
R. Es un grave problema el que tenemos con la baja calidad de ese gasto. No podemos ignorarlo. Además, de cara a poder justificar una nueva reforma tributaria, debe ser sobre la base de mejorar dicha calidad.
P. ¿Ese capítulo tiene que ver con llevar el crecimiento a la población? ¿Repartir riqueza?
R. En República Dominicana hay un serio problema. Posiblemente seamos de los países de la región con menor capacidad tributaria. Eso no permite mayor capacidad de gasto. La presión ronda el 13% y el gasto público representa apenas un 16% del PIB. No es posible pensar en construir una sociedad como las de España o Europa con ese nivel de gasto. Hay muchas demandas sociales y todo cae sobre el Estado, y todo el mundo quiere que el Gobierno gaste, pero nadie quiere sentarse a discutir a fondo de dónde sacar los recursos para el desarrollo. El gran reto es transformar el crecimiento en desarrollo económico y social.
P. ¿Cuánto le preocupa la crisis global?
R. Mucho. Tenemos la experiencia de la crisis de 2009, que produjo una caída importante de las exportaciones e importaciones de bienes y servicios. Se redujo el turismo y el flujo de remesas. Lo que ocurra fuera, tanto en Europa como en EE UU, nos va a impactar. Es uno de los inconvenientes de las economías abiertas.
P. Lejos de cerrarse, quizá lo que habrá que hacer es abrirse más en este tiempo de crisis.
R. Sí, más apertura. Y esto nos ha enseñado que el país tiene que diversificarse. Debemos mirar con atención a Asia y un poco también al mercado sudamericano. República Dominicana ha reducido su comercio con EE UU, en menor medida con la UE, y le decía al presidente el otro día que, paradójicamente, algo que nos ha ayudado mucho en los últimos años es que Haití se ha convertido en nuestro segundo socio comercial. Hay que apostar por la diversificación del país.
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