El gobierno estadounidense saturó su tarjeta de crédito. El lunes, Estados Unidos alcanzó su tope de 14,3 billones de dólares de deuda federal, con lo que deja al Congreso con 11 semanas para elevar el límite o de los contrario arriesgarse al pánico financiero o a otra recesión.
El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, notificó formalmente al Congreso que el gobierno frenaría sus inversiones en dos planes federales de pensiones para no exceder el límite de préstamo.
El funcionario dijo que el gobierno podría arreglárselas con maniobras contables hasta el 2 de agosto. Después de esa fecha, el gobierno podría declararse en cese de pagos por primera vez, lo cual amenazaría a la calificación crediticia nacional y al dólar.
Geithner envió al Congreso una carta para comunicar que como titular del Tesoro no podrá invertir en pensiones en su totalidad. Le solicitó al Congreso que aumente el límite de la deuda "para proteger la plena fe y crédito de Estados Unidos y evitar consecuencias económicas catastróficas para los ciudadanos".
Los líderes republicanos en la Cámara de Representantes han dicho que no aumentarán el techo de la deuda, a menos que el gobierno del presidente Barack Obama acepte primero importantes recortes al gasto para reducir los pasivos en el largo plazo.
El presidente de la cámara baja, John Boehner, repitió esa posición el lunes en un comunicado. El documento no mencionó la advertencia de Geithner sobre lo podría suceder si no se eleva el límite de crédito.
"Los estadounidenses entienden que simplemente no podemos seguir gastando el dinero que no tenemos", dijo Boehner. "No habrá un aumento en el límite de la deuda si no hay serias reformas presupuestales y significantes recortes al gasto".
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