Una vida sexual saludable en la pareja necesita sí o sí que ambos integrantes de la misma puedan disfrutar tanto como sea posible de ella. Pero no todas las mujeres necesitan lo mismo…Si bien durante mucho tiempo una sociedad más bien machista solo indicaba que el que tenia que disfrutar era el hombre (o por lo menos era el único que tenia la posibilidad de reconocer que disfrutaba con el sexo), la verdad es que todos sabemos que en una relación donde hay amor el sexo se demuestra a través de un doble juego: dar placer y recibir placer.
Cuando realmente nos interesa la otra persona y queremos que el momento de hacer el amor sea verdaderamente mágico, no existe el egoísmo. Las dos personas desean que el otro llegue al orgasmo, que puedan tener ese momento de mayor placer, que el éxtasis pueda arrastrarlos.
Por supuesto, en todos los comentarios que hacemos se sobreentiende que estamos hablando de una relación de pareja donde el amor es importante, no de una simple relación casual.
En el sexo casual pareciese que hay lugar para el egoísmo, ya que no nos importa realmente la otra persona. Igualmente, dependerá de quien sea la persona involucrada, ya que la mayor parte de los hombres sabe que disfruta mucho más de la relación sexual cuando su compañera también lo hace.
Es una especie de retroalimentación: cuanto más placer somos capaces de darle a la otra persona, también más placer es capaz de darnos la otra persona, así también como la situación y todo el proceso que esta involucrado en el acto sexual.
Hay una especie de mito muy difundido y que se puede haber escuchado nombrar seguramente en incontables películas que dice que las lesbianas aseguran que las mujeres disfrutan más de estar con otras mujeres porque estas conocen mejor la anatomía femenina y saben de que manera darles placer, mientras que los hombres pueden ser un poco toscos en frente de esta tarea.
Más allá de si esto es verdad o no y dejándolo de lado ya que realmente no nos interesa para los fines de este artículo, lo que podemos decir es que muchos hombres pueden sentirse un poco confundidos sobre cual es la forma de darle placer a su compañera.
No es que sean incapaces de hacerlo, ya que de hecho disponen de todas las características físicas para hacerlo, sino que una cierta falta de conocimiento respecto a que es lo que les gusta a las mujeres y como funciona eróticamente su organismo muchas veces hace que les resulte difícil lograr que puedan llegar al clímax.
Distintas mujeres, distintos caminos hacia el orgasmo
Como pueden ver, el título de esta parte de nuestro articulo es un pequeño chiste, referido a esa frase tan conocida “Todos los hombres son iguales”.
Por supuesto, sabemos que ese nos es el caso, que no es realidad que todos los hombres son iguales, así como todas las mujeres tampoco lo son. Todos los seres humanos son distintos entre sí y no hay dos que reaccionen exactamente igual ante un mismo estímulo.
¿A donde estamos apuntando con esto que estamos diciendo? Bien, hay muchos hombres que piensan que se puede aplicar una misma receta a todas las mujeres con las que están, que van a encontrar una fórmula infalible para que todas lleguen al orgasmo.
Por supuesto, como se pueden imaginar, ahora es el momento en que destruimos sus ilusiones y decimos que esto no es posible, que no existe tal receta mágica, que todo depende de la persona con la que estamos, de sus gustos, de que es lo que encuentra sexualmente más poderoso.
O sea que deben adaptarse a estas diferentes necesidades y aplicar diferentes estilos, dependiendo de lo que la persona con la que esta les pida o de lo que demuestre que encuentra estimulante.
Por supuesto, esto indica otra cosa también: a veces (la mayor parte de ellas, probablemente) hay que tratar diferentes métodos antes de poder llegar a encontrar aquel que realmente resulta el adecuado para la persona con la que nos encontramos.
El problema es que esto puede significar que durante alguna relación sexual tal vez no sea capaz de hacer que la mujer llegue al momento cúlmine. Y mucho hombres dejan que esto se cruce en su mente constantemente, se auto-convencen de que son malos amantes, incapaces de dar placer, solo por esto.
No hay una relación directa entre las dos cosas. En general, lo que en realidad hay es una falta de conocimiento entre las dos personas, con lo cual no saben como es que deben estimularse para que el resultado sea el que ambos están buscando.
Este tipo de habilidad viene con el tiempo, con la experiencia uno con el otro y con el conocimiento de que es lo que funciona y que es lo que no lo hace.
Finalmente, también hay que decir que, en la misma forma que sucede con los hombres, no todos los días son iguales para las mujeres tampoco. No siempre el mismo tipo de estimulo recibe la misma respuesta.
No estamos hablando de una ciencia exacta, ni de un reflejo adquirido. Cualquier comparación entre una respuesta sexual (de cualquiera de los dos sexos) y el perro de Pavlov no solo es totalmente errónea, sino que hasta se la puede considerar bastante insultante.
No se puede presionar a la mujer para que llegue al orgasmo. Es ridícula una posición del hombre de orgullo herido cuando ella no parece llegar al clímax durante una relación sexual.
Ni siquiera se puede entender el nivel de egocentrismo necesario en la parte masculina de la pareja para suponer que ese momento de máximo placer de la mujer es una especie de obligación hacia él y su capacidad como amante.
De ninguna forma la mujer está decepcionando al hombre cuando no puede alcanzarlo. En todo caso, es ella la que esta sufriendo una decepción, al no poder disfrutar al máximo de la actividad amatoria que esta llevando a cabo.
Como no todos los días son iguales, el hombre debe tener cierta capacidad de adaptarse a las necesidades que su pareja puede tener en ese día en particular y reaccionar ante lo que ella le pide en ese momento y no estancarse tozudamente en hacer lo que siempre hace y que en algún momento parece haber dado resultado.
Hay que tratar de dejarse llevar por el momento y no ejercer presiones innecesarias y contraproducentes que no dan como resultado final nada que sea deseable.
Muchas veces, lo único que sucederá en estos casos es que ella comenzará a fingir el orgasmo, para hacerlo sentir bien a él (consigo mismo) y esto es algo que en realidad no sirve para nada a la relación de la pareja ni a ninguna de las dos partes que la conforman en forma individual.
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