Ojalá que mañana mismo el Comité Nacional de Salarios (CNS) inicie la revisión de las tarifas salariales mínimas, en razón de que las vigentes no alcanzan ni para caerse muerto, por lo que autoridades ni sector empleador deberían oponerse a un rápido incremento del salario mínimo para todos los sectores de la producción.
Aunque el mes de julio es la fecha prevista para la convocatoria a revisión del salario mínimo, esas negociaciones entre empleadores y sector laboral podrían adelantarse a causa de la drástica reducción del poder adquisitivo real, que impide que con tan magros ingresos miles de trabajadores puedan acercarse a la canasta familiar.
Se sabe que el salario mínimo de ley sirve de referencia para un deseable incremento general de sueldos, por lo que urge que las autoridades convoquen a tan importante foro a los fines de que se revisen los tipos de tarifas mínimas para los sectores de la construcción, metalmecánica, servicios, zonas francas, industria, comercio y agroindustria.
Aunque las estadísticas del Banco Central sitúan el índice de inflación acumulada sobre un seis por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), es obvio que ninguna familia puede vivir dignamente con salarios de entre siete a nueve mil pesos mensuales. Que no se diga que un aumento en el salario mínimo provocaría inflación.
A la propia economía dominicana, que se afirma ha recuperado su capacidad de crecimiento y expansión, le convendría que los trabajadores aumenten su poder de consumo, diezmado hoy a su mínima expresión.
Resulta injusto e ilógico que se intente justificar tales salarios con la cantaleta de la competitividad empresarial, toda vez que el renglón sueldos y salarios no representa gasto ni inversión mayor en la estructura de costos. Por el contrario, se ha comprobado que a mejores condiciones laborales, mejor desempeño y productividad.
Tal y como ha señalado la directora del CNS, licenciada Gloria Henríquez, están dadas todas las condiciones para que se adelante la fecha de convocatoria de esa instancia y se proceda a elevar los salarios mínimos vigentes.
El costo de la canasta familiar supera con creces los 20 mil pesos mensuales, por lo que no se puede pretender que un trabajador y su familia sobrevivan con ingresos por debajo de los diez mil pesos. Urge, pues, convocar cuanto antes al Comité Nacional de Salarios.
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