Los estudiantes reflejan en los centros educativos lo que viven en su entorno familiar y en su hábitat. La violencia del hogar suelen llevarla a los planteles, por ejemplo.
Los estudiantes reflejan en los centros educativos lo que viven en su entorno familiar y en el barrio. Los niños y adolescentes que irrespetan a sus padres verbal y hasta físicamente repiten esa mala conducta y muestran una actitud agresiva en el aula con sus compañeros y maestros.
La presidenta y el expresidente de la Federación de Padres, Madres y Amigos de la Escuela, Belkis Almonte y Alejandro Cáceres, dicen que es compleja la situación de violencia que se vive en los centros educativos.
La federación agrupa a 6,722 asociaciones de Padres, Madres, Tutores y Amigos de la Escuela a nivel nacional.
Cáceres cuenta que en los tres años que como presidente de la Federación le llegaron casos horrorosos, como los de estudiantes que insultaban y pretendieron agredir físicamente a sus padres porque estos les llamaban la atención.
Cuando se investigaba la realidad de esos niños y adolescentes, dice, se enteraba de que el menor vivía un “infierno” en su casa.
Además, expresa que otra realidad de esos muchachos es que se pasan el día completo solos, en ocasiones les acompañan el internet, los juegos, la calle o un familiar y persona cercana que vulnera sus derechos, todo esto porque sus padres o uno de ellos está en la necesidad de trabajar largas horas.
Dice que los casos publicados por este diario en los reportajes anteriores se quedan cortos, ya que la situación que se está dando en la escuela es a nivel de todos los centros educativos del país.
Niños y adolescentes que tienen relaciones sexuales de manera prematura, que ingieren bebidas alcohólicas, sobre todo los fines de semana, y que traen como consecuencia los embarazos y las resacas de los lunes, es porque los padres han perdido el control y la autoridad sobre sus hijos.
También sostiene que esos menores son, regularmente, hijos de padres que llegan a la casa embriagados y maltratan a su madre, si están juntos.
Tanto Cáceres como Almonte citan la disfuncionalidad y la pérdida de valores que sufren muchas familias hoy día.
En los liceos nocturnos, dice, es donde se presentan casos de violencia extrema, y citan el centro José Francisco Peña Gómez, de Hainamosa, donde hubo un tiroteo y salieron agredidos hasta profesores. En un liceo de Villa Altagracia los docentes tuvieron que dejar las aulas y en la escuela Víctor Garrido, del Distrito Nacional, las bandas juveniles se han fortalecido.
Padres indiferentes. Las escuelas públicas del país constituyen, por ley, las asociaciones de Padres, Madres, Tutores y Amigos de la Escuela (Apmaes); sin embargo, esas entidades, cuya finalidad es la de apoyar directamente la gestión del centro educativo, se convierten, en ocasiones, en infuncionales.
La queja de sus directivos es de que no reciben el apoyo de los padres o representantes de los estudiantes. Cuando se les convoca a las reuniones no asisten, evidenciándose en esas ausencias la horfandad en que se encuentran los niños y adolescentes.
Cáceres considera que para dar respuesta a esa lamentable situación se debe producir un matrimonio sin divorcio entre los padres, los hijos, la escuela y la comunidad. Dice que la escuela hace mucho pero los padres no hacen nada. Asimismo, Almonte pidió al Ministerio de Educación la elaboración de un proyecto que contemple ayudar con orientación a esos padres cuyos hijos confrontan dificultades en la escuela.
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Las Apames
Las Asociaciones de Padres, Madres, Tutores y Amigos de la Escuela (Apmaes) están establecidas en la Ley General de Educación, 66-97, y la Ordenanza 92-2000, que es el fundamento operativo de las mismas. Ese instrumento legal está llamado a contribuir al fortalecimiento institucional y mejora en el trabajo que hacen los centros educativos en conjunto con los maestros y otros sectores de la comunidad.
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