Antiguamente se decía que los niños que nacían en años bisiestos eran personas especiales, con poderes, o que podían ser curanderos.
Sí, el 2012 es el año del Dragón para los chinos, el de la Energía Sostenible y de las Cooperativas, según determinó la ONU, y el de los temores sobre la llegada del fin del mundo. Pero además el 2012 tiene otro factor cabalístico: será un año bisiesto.
Esta particularidad sucede cada cuatro años y consiste en añadir un día al mes más corto (febrero), a fin de corregir el hecho de que cada año tiene 365 días y 6 horas aproximadamente, que no se contabilizan y que se suman cada cuatro años, formando un nuevo día, cuando febrero tiene 29 días en vez de 28.
Con ello se pretende evitar que las fechas astronómicas y cronológicas dejen de coincidir.
Según explicó a Europa Press el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Manuel Manianes, de España, el uso de años bisiestos, uno de cada cuatro años, fue implantado por Dionisio ‘El Pequeño’, un monje de Turquía que en torno al año 200 (d.C) halló la diferencia entre lo que contaba el calendario juliano y la realidad.
Si ese desajuste no se corregía, en el plazo de 500 a 600 años el solsticio de verano podría suceder en el solsticio de invierno, y viceversa, aseguró el experto.
De manera que entre las “consecuencias más dramáticas” de no existir el año bisiesto, los seres humanos no podrían seguir el ciclo de la naturaleza, ya que, por ejemplo, la floración de las plantas reventaría en lo que se conoce como verano cronológico.
Además, el hecho de que ese día de más se añada en febrero, se debe a que el cómputo que se realiza depende del solsticio de invierno y de la distancia de la Luna respecto a la Tierra. Aun cuando el año bisiesto “arregló los desperfectos que había”, todavía quedan unas pequeñas diferencias que en un año no se aprecian, pero que se notan a largo plazo. Los científicos corrigen y regulan estas décimas en los relojes y en los calendarios. Y pese a que sigue existiendo un pequeño desfase de 24.25 segundos por año, con lo que se supone que dentro de 3,000 años se habrá acumulado un día de más, esto no es completamente predecible, ya que ni las cifras son exactas, ni la velocidad de rotación de la tierra se mantiene constante a lo largo de los siglos.
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