Un astrofísico y un economista de la Universidad Johns Hopkins de EE.UU. inician esta semana la campaña para la adopción internacional de un "calendario fijo", en el que los años son idénticos, y que incluirá un día semanal de descanso y una semana adicional cada cinco o seis años.
Bajo este calendario, por ejemplo, si la Navidad este año cayó en un domingo, también ocurrirá en domingo en 2012, en 2014 y sin cambios mientras se conmemore la fecha. "La idea de un calendario fijo ya se presentó ante la Liga de las Naciones", dijo hoy a Efe en conversación telefónica el astrofísico Richard Conn Henry, de la Escuela Krieger de Artes y Ciencias en esa universidad de Baltimore (Maryland).
Eso ocurrió en la década de 1920 y luego, según Henry, hubo otro intento para convencer a las Naciones Unidas sobre la conveniencia de un calendario en el cual los festivos y aniversarios caigan, para siempre, en los mismos días de cada semana.
"Pero los dos calendarios propuestos tenían una falla fatal- se quebrantaba el ciclo de siete días, con su jornada semanal de descanso que es primordial para las religiones", señaló. "Nuestro sistema divide el año en doce meses y cuatro trimestres, y no tiene años bisiestos, sino que acumula los días extra para una semana adicional cada cinco o seis años", añadió.
Henry dijo que la tarea de promover ante los Gobiernos del mundo la idea de este nuevo calendario recaerá, mayormente, en su colaborador, el economista Steve Hanke, de la Escuela Whiting de Ingeniería.
"Nuestro plan es ofrecer un calendario estable que sea absolutamente idéntico de año a año y permita la planificación permanente y racional de las actividades anuales, desde los cursos escolares hasta las vacaciones en los empleos", señaló Henry, director del Consorcio Espacial de Maryland.
"Imagínese cuánto tiempo y esfuerzo se gastan cada año rediseñando el calendario para cada pequeña organización y grupo en el mundo y será obvio que nuestro calendario haría la vida mucho más fácil", agregó.
Una de las ventajas que Henry y Hanke ven en su calendario es la conveniencia de que los festivos y cumpleaños se ubiquen en el mismo día de la semana año tras año. "Pero los beneficios económicos son aún más profundos", según Hanke, un experto en política monetaria y economía internacional.
"Nuestro calendario simplificaría los cálculos financieros y eliminaría el denominado factor 'de aprovechado'", añadió. Para la determinación de los intereses devengados sobre hipotecas, bonos, acuerdos con tasas a futuro, canjes y otras operaciones financieras se requiere la cuenta de días.
"Nuestro calendario actual está lleno de anomalías que han llevado al establecimiento de una gama amplia de convenciones que intentan simplificar los cálculos de intereses", explicó. El nuevo "calendario tiene un patrón trimestral predecible de 91 días y eso elimina la necesidad de convenciones para la cuenta artificial de días", añadió.
El calendario actualmente en uso en buena parte del mundo, el llamado Calendario Gregoriano, ha estado en vigencia desde 1582 cuando el papa Gregorio alteró el calendario instituido por Julio César en el año 46 antes de Cristo. Para sincronizar el calendario de César con las estaciones, los expertos en el equipo de Gregorio quitaron 11 días en octubre, de forma que ese año al 4 de octubre le siguió el 15 de octubre.
El ajuste era necesario para lidiar con el mismo problema que hace difícil el diseño de un nuevo calendario práctico y eficaz- el hecho de que cada año en realidad contiene 365,2422 días. Ése es el tiempo que demora la Tierra en completar una órbita alrededor del Sol, y para compensar con la fracción de día (0,2422) el calendario gregoriano añade un día cada cuatro años en lo que se llama el año bisiesto.
Puede verse una representación del Calendario Permanente Hanke-Henry en http-//henry.pha.jhu.edu/ccct.calendar.html Henry confía en que los buenos oficios de Hanke sirvan para persuadir al mundo.
"La cacofonía actual de husos horarios, cambios de horarios en verano e invierno y las fluctuaciones de calendario año tras año desaparecerán (...) la economía, es decir, todos nosotros, recibiríamos un 'dividendo de amortización' permanente", puntualizó
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