En nuestro país, estancado en un nivel muy inferior dentro del listado de países en vías de desarrollo, la educación superior es ofertada en sus dos vertientes pública y privada, con un nivel de calidad-eficiencia muy criticable. En cuanto a la educación pública es conocida la situación de esta oferta, debido a los escándalos ocurridos en los últimos tiempos que han trascendido a la opinión pública. Sin embargo, ¿cómo se desarrolla la educación superior en el sector privado?
Lo que hemos estado ligados a estos centros y que queremos contribuir con una formación adecuada del futuro profesional dominicano, debemos ser honestos y admitir que, salvo contadas excepciones, los centros universitarios privados funcionan como instituciones ofertantes de empleos sin requerimiento de condiciones mínimas a su cuerpo docente.
Es una verdad que se ha establecido la condición de poseer un nivel de post-grado o de maestría, para ejercer la labor docente; sin embargo, esto no es suficiente debido a que no se puede asegurar que quien posea esos grados está en capacidad de enseñar con calidad a sus estudiante.
Esto unido a la deteriorada infraestructura docente en muchos de estos centros y la cantidad de alumnos por aula o sección (más de 60, llegando en algunos casos a los 100), hacen que estén saliendo al mercado laboral-profesional dominicano, malos y mediocres licenciados e ingenieros con el resultado de condenar al país a una permanencia indefinida en un nivel bajo de subdesarrollo.
¿Quién está llamado a establecer las normas y supervisarlas? De manera inexplicable no se observan en el Ministerio de Educación Superior los pasos y resoluciones efectivas que tiendan a corregir un mal tan peligroso como es la oferta de una educación mediocre.
No solo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), es necesario implementar acciones que corrijan y enmarquen a toda la educación superior dentro de parámetros que aseguren la obtención de un profesional adecuado y preparado para ejercer sus conocimientos a favor de los sectores de la economía donde estén llamados a laborar.
Frank Vasquez / MocaCity
No hay comentarios:
Publicar un comentario