El escenario de anoche, conformado con los miembros de los organismos del oficial Partido de la Liberación Dominicana (PLD), desde el que habló el presidente Leonel Fernández era esencialmente político. Y lo era por el propósito de la alocución, que era mostrar la incapacidad del opositor Partido Revolucionario Dominicano (PRD) para gobernar al país.
Sin embargo, la condición de líder político de esa organización no anuló el rol de mandatario que tiene el presidente Fernández, pues ahí no sólo parecía abrir la carrera para esta nueva campaña electoral, en que Danilo Medina volverá a enfrentarse al ex presidente Hipólito Mejía y al PRD en las próximas elecciones presidenciales, sino que asociaba los éxitos en el manejo de la economía de sus gestiones frente al Estado con la posibilidad de retener el poder más allá del 2012.
Y de ahí que resulte complicado separar la frontera del político y del mandatario. Y es obvio que no le tocará al presidente Fernández ganar las próximas elecciones, pues no será él el candidato, pero las acciones esbozadas en su intervención de anoche de ser ejecutadas tendrán un efecto positivo en la población en medio de una campaña electoral. Esas medidas que ha esbozado y que serán aplicadas desde el Gobierno estarán orientadas a los planes sociales y las pequeñas obras de asfaltado de calles en los barrios.
El discurso podría tener un efecto doble. Uno a lo interno del PLD para que muchos se incorporen a la campaña plenamente y otro frente al electorado que tendrá que prestar atención a las opciones electorales con miras a elegir a un nuevo presidente de la República el 20 de mayo del próximo año. Así es como hay que ver la pieza del presidente Fernández.
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