"Más allá de Three Miles Island, sin llegar [al nivel de] Chernóbil". Así se ha referido el presidente de la Autoridad de Seguridad Nuclear francesa, André-Claude Lacoste, al accidente nuclear en la planta nuclear de Fukushima I, con series problemas de refrigeración en tres reactores desde el terremoto y el tsunami que asolaron Japón el pasado viernes. El último informe sobre la central del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) señala que los problemas de refrigeración afectan a un tercer reactor, donde ya se ha iniciado la inyección de agua marina, y que se han repartido 200.000 dosis de yodo en los albergues que acogen a las personas evacuadas en la zona. Las autoridades japonesas tuvieron un nuevo susto a media mañana del lunes (madrugada en España), cuando se produjo una explosión en el reactor tres similar a la que ya se había producido en el uno, y han solicitado ayuda al OIEA y a EE UU para controlar la situación.
Las palabras de Lacoste suponen una discrepancia con el nivel de gravedad que las autoridades japonesas han otorgado hasta ahora al incidente, que calificaron como de nivel 4 ("accidente con consecuencias de alcance local") en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES). Sin embargo, la agencia nuclear francesa cree que el accidente ha alcanzado ya un nivel de 5 ("accidente con consecuencias de mayor alcance"), como fue calificado el de la central estadounidense de Three Miles Island, cercana a la ciudad de Harrisburg, en 1979; o incluso 6 ("accidente importante"). La escala INES tiene un máximo de 7 ("accidente grave"), que hasta ahora solo ha alcanzado la catástrofe de Chernóbil (Ucrania) en 1986 y que, según los expertos, es muy diferente a la situación en Japón. Algunos especialistas consultados ayer por EL PAÍS señalaban que es normal que se haga una primera valoración prudente y ya daban por supuesto que el nivel de gravedad del accidente se elevará oficialmente en algún momento.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha señalado que se está inyectando agua de mar en el reactor dos de Daiichi, una medida similar a la que se adoptó ya en los reactores uno y tres para tratar de bajar la temperatura y evitar una fusión en el núcleo, algo que las autoridades japonesas dan porsupuesto que puede estar pasando. Elportavozgubernamental,YukioEdano, ha reconocido que elreactor"todavía noestáestable" pese a las inyeciones de agua; también ha aclarado eue nosehaproducidounaumentodrásticodela
ionizaión. El director de la agencia nuclear japonesa, Yukiya Amano, ha dicho que Japón ha pedido a la agencia de la ONU el envío de una comisión de expertos. No es la única demanda de asistencia que han hecho en las últimas horas. La Comisión de Regulación Nuclear de EE UU ya ha enviado a dos expertos en reactores nucleares de agua en ebullición y ha dicho que prestará la ayuda técnica necesaria tras recibir una petición de las autoridades japonesas.
Los problemas en las centrales de la prefectura de Fukushima (la planta de Daini también presenta anomalías, aunque menos preocupantes) han provocado la evacuación de unas 185.000 personas, según el último informe facilitado por la OEIA. Como medida preventiva, 200.000 dosis de yodo han sido repartidas en los centros que acogen a esos evacuados, aunque de momento no van a ser administradas a la población. Las cápsulas de yodo ayudan a saturar la tiroides y evitan así que esa glándula absorba yodo contaminado de radiactividad si se produce un escape de ese elemento en la planta nuclear. El cáncer de tiroides por ese motivo fue una de las patologías más comunes entre las personas que se vieron expuestas a la radiación tras el accidente de Chernóbil en 1986.
Según ha informado la Agencia japonesa de Seguridad Nuclear e Industrial (NISA) en un informe remitido al OIEA, la estructura que contiene el reactor tres "está intacta", lo que descartaría teóricamente una fusión del núcleo del reactor. Once personas han resultado heridas en una explosión, a las 11.01 hora local (madrugada en España) cuyo origen se encuentra en una acumulación de hidrógeno en una de las cámaras del edificio. Entre los heridos hay al menos un militar de las Fuerzas de Auto Defensa (Ejército) de Japón, con fracturas de varios huesos, mientras otros sufren heridas leves, según los datos difundidos por la agencia local Kyodo.
El portavoz del Gobierno japonés, Yukio Edano, ha descartado la posibilidad de que se hayan producido importantes fugas de radiactividad tras la explosión. En rueda de prensa, ha asegurado que media hora después de la explosión el nivel de radiactividad a cinco kilómetros del lugar era similar a la de ayer, por lo que ha descartado una "fuga masiva". Pese a ello, la NISA ha pedido a 600 residentes que no habían sido evacuados en un perímetro de 20 kilómetros alrededor del recinto que no salgan de sus casas hasta nueva orden.
Otra de las consecuencias de este accidente nuclear tiene que ver con la ayuda que comenzó a llegar a Japón justo después del terremoto y tsunami. La Séptima Flota de la Armada estadounidense ha informado de que ha detectado bajos niveles de radiactividad entre los tripulantes de los helicópteros que participaron en las operaciones de rescate cerca de Sendai, principal ciudad de la prefectura en la que se encuentra la planta nuclear de Fukushima I y a 100 kilómetros de esta. La flota ha suspendido temporalmente las operaciones de sus barcos y se ha trasladado mar adentro a una zona situada a unos 185 kilómetros al noreste de la planta. La radiactividad fue detectada ayer domingo en 17 tripulantes de tres helicópteros y el origen fue la nube radiactiva liberada el sábado por la planta de Fukushima.
Fukushima I entra así en su tercer día de emergencia nuclear con graves problemas en tres de sus reactores por un fallo en el sistema de refrigeración y con el temor a que haya empezado la fusión del núcleo. Poco antes de la explosión en el reactor tres, el primer ministro japonés, Naoto Kan, admitía que esta planta sigue en un estado "alarmante", tras detectarse una nueva subida en los niveles de radiación por encima de los límites de seguridad (751,2 microsievert por hora, cuando lo normal son 500).
Mientras se trabaja para atajar el sobrecalentamiento de los reactores, las autoridades luchan para que las cámaras de contención resistan la presión y los efectos de la nueva explosión para evitar una fuga descontrolada de radiactividad como sucedió en Chernóbil en 1986.
Desde el viernes, se han registrado casi 300 réplicas del devastador seísmo, y la Agencia Meteorológica nipona indicó anoche que hay un 70% de posibilidades de que se produzcan réplicas de hasta 7 grados en la escala Richter hasta el miércoles, por lo que las autoridades siguen pidiendo precaución a las poblaciones de la costa ante la posibilidad de que se vuelvan a repetir los tsunamis. En un discurso dirigido ayer a sus ciudadanos, Naoto Kan aseguró que se encontraban ante "la peor crisis desde el final de la II Guerra Mundial" y les invitó a construir "un nuevo Japón".
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