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miércoles, 2 de noviembre de 2011

CARA A CARA CON EL: Dr. Leonel Fernández, Presidente de República Dominicana

La conversación con el Presidente Leonel Fernández avanzó rápidamente. El plan incluía un intermedio para adecuar la entrevista al formato de la televisión, pero el ambiente era distendido y no me quise aventurar a indicar una pausa. El mandatario reflejaba su habitual seguridad. El cuestionario se acercaba al término medio. Y preferí avanzar hasta el final. El presidente asumió el ritmo y no había más camino que continuar bajo el fuego de las luces y los flashes de las cámaras.


Presidente, ¿cómo usted siente que el paso por el poder ha cambiado a aquel abogado político que ya hoy tiene la experiencia del estadista? ¿Cómo se ha operado eso?

No cabe duda que hay una curva de aprendizaje. En aquella época yo era el abogado, el profesor, interesado por los temas de comunicación, interesado en la parte conceptual, la parte teórica, la perfección de la historia, la interpretación de las ciencias sociales y políticas. Eso es una buena base para poder adoptar o asumir una función pública. Pero en la práctica, de lo que se trata es de conocer cómo funcionan las instituciones y cómo conocer a la gente que maneja las instituciones. Conocer temperamentos, conocer actitudes, formas de ser, comprender cómo se mueven las fuerzas económicas, políticas, culturales, desde su propia sociedad, a nivel regional, a nivel comunitario. Yo diría que la Presidencia de la República es la mayor oportunidad de aprendizaje que un ser humano puede tener. Aprende a conocer a su país. Lo conoce primero geográficamente. No hay un lugar o espacio territorial del país que usted no conozca, que no haya pasado por ahí múltiples veces. Por tanto, los problemas de Dajabón, de Montecristi, los de La Altagracia, termina de conocerlos de memoria; interactúa con la gente, conoce sus aspiraciones, sus intenciones… y eso le da a uno una fortaleza y una sabiduría y una inspiración para seguir actuando positivamente para lograr el cambio social que el país ha requerido.

Presidente, me ha hecho pensar en opiniones que sugieren que usted gobierna en su Palacio, pero que no se entera ni se ocupa de los problemas cotidianos de la gente, que gobierna de espaldas a la realidad.

Siempre se forman muchas imágenes de los presidentes, pero no hay manera de gobernar sin conocer los detalles más mínimos que pueden aparecer en los barrios y en las comunidades de todo el país. Cada día recibo un informe sobre demandas y conflictos a nivel nacional, sobre qué está pasando en los barrios de La Vega, en los barrios de Moca... sobre qué está pasando en todo país. Todos los días lo tengo que ver. Al mismo tiempo, tengo relación con todos los líderes comunitarios, con todos los líderes provinciales de todo el territorio nacional. Además, ya yo tengo en esto muchos años. Recuerde que yo voy para doce años gobernando. Cuando usted y yo éramos estudiantes universitarios ya hablábamos de los doce años de Balaguer y nos parecía que eran muchos. Ahora nos ha tocado a nosotros. En ese tiempo no puede caber duda de que he sido hasta forzado por las circunstancias, compelido por los hechos, a tener que estar en contacto con la realidad. Además, las campañas electorales obligan forzosamente a tener que conocer los detalles de lo que acontece en cada localidad.

Presidente, en ese ejercicio usted toma decisiones que pueden generar determinados resultados. ¿De qué decisión usted puede sentirse arrepentido?

Los mecanismos de toma de decisiones de un presidente son fundamentales para el éxito de la gestión. He llegado a entender que las buenas decisiones se toman cuando he tenido el tiempo para reflexionar, cuando he meditado, cuando he podido pensar. Generalmente, si tengo el tiempo para pensarlas, las decisiones no salen mal. Pero en la Presidencia no siempre hay tiempo para pensar las decisiones y usted tiene que delegar confiando en el buen juicio de la persona a quien usted le delega. El Presidente, aunque la gente lo cree, no es infalible, necesariamente hay un equipo con el que hay que trabajar. Pero sí le puedo decir lo que considero que fue una mala decisión que tomé en el primer período. Lo capté rápidamente y dije: ¡Caramba, esto es un error que pudo habernos costado políticamente mucho! Y fue que llegamos al mes de agosto de 1996 y el 2 de septiembre los funcionarios se me van acercando: “Señor Presidente, yo no puedo seguir siendo secretario de Estado ganando tres mil pesos o cinco mil pesos”, que era el salario de entonces. “No puedo estar aquí en esas condiciones”. Y se fue creando como una opinión pública a favor del aumento salarial. Y en el mes de septiembre, como Presidente, tomé la decisión de aumentar los salarios a los altos funcionarios públicos, a los secretarios de Estado y subsecretarios de Estado. Un funcionario ganaba tres mil pesos en esos momentos y hubo que aumentar los salarios, yo no recuerdo en qué monto, pero tenía que ser más o menos compatible con la posición. Yo no debí hacerlo, yo debí haber esperado mejor al presupuesto del año 1997 y haber hecho, como lo hice, una declaratoria de aumento general de salarios a todo el mundo. Eso fue la inexperiencia. Pagué el precio. He aprendido que no se puede tomar una decisión política para favorecer un grupo interno, sino que siempre en política cualquier decisión debe tener siempre como referencia a la mayoría, al pueblo. De alguna manera me lo perdonaron, se dieron cuenta que era fruto del desconocimiento y pude salvar la Presidencia de la República. Pero eso pudo haber sido un problema muy grave, empezando una gestión de gobierno.

¿Tanto así?

Yo diría que sí, porque pudo haberse convertido en un reclamo de un aumento salarial de todos los sectores en ese momento. Ah, pero si los funcionarios se están aumentando el salario, entonces los de abajo ¿por qué no? Pudo haber pasado eso. Pero insisto, creo que se nos perdonó la falta de experiencia y al mismo tiempo, lo pudimos subsanar rápidamente, porque estuvimos discutiendo el Presupuesto de 1997 y le hicimos aumentos a los maestros, a los médicos, a las fuerzas armadas y a todos los sectores. Inclusive aumentos de un 100% como no había ocurrido antes, de manera que ese error se convirtió en una ganancia como compensación para corregir la decisión que habíamos tomado.

Presidente, como ha dicho va hacia sus doce años de gestión. Por más que se diga, usted ha debido dejar un legado después de todo ese tiempo de gobierno. Me gustaría saber lo que piensa sobre la gobernabilidad y las instituciones del Gobierno. ¿Cómo ha sido ese legado?

No quisiera caer en la inmodestia, pero desde mi perspectiva le puedo hablar de lo que siempre fue nuestra intención y lo que hemos querido conseguir. Le diría que el hilo conductor de las decisiones ha sido el proceso de modernización, cómo nosotros dejamos atrás la marginalidad y pasamos a un proceso de modernización. Empezando incluso por el sector público. Yo me preguntaba por qué una institución del Estado no puede lucir tan limpia, tan dinámica como un banco comercial, por ejemplo. Usted recuerda lo que era una oficina pública, con falta de higiene, atropello para entrar... de todo. Usted va al Ministerio de Hacienda y parece un hotel de cinco estrellas. Usted va a Aduanas y parece un museo con exhibiciones de pinturas. Usted va hoy a lo que antes se llamaba Rentas Internas y ahora es la Dirección General de Impuestos Internos, cómo es que hoy día se vende la placa. Usted no ve esas acumulaciones tumultuosas que antes había en esas dependencias. Eso ha cambiado. A mí me preocupaba lo que pasaba con el transporte público, las voladoras, todavía tenemos, pero hemos buscado la alternativa del metro...

¿Se montará en el metro siempre en febrero?

Yo creo que estamos a tiempo todavía para que el 27 de febrero podamos montarnos en el metro. Pero si no es en febrero, será en marzo y si no en abril. Antes de que yo entregue este gobierno habrá la segunda línea del metro.

Pero me iba hablando de sus contribuciones institucionales…

En ese aspecto hasta en lo formal hemos cambiado la imagen del gobierno y creo que es un logro en lo que hemos llamado la modernización. En la parte institucional diría que un gran legado importante es la reforma constitucional. Esa es una iniciativa nuestra, una iniciativa de nuestro gobierno enfocada hacia la necesidad de construir un modelo democrático que se corresponda a los requerimientos del siglo XXI, empezando con la noción de ese estado democrático y de derecho. La Constitución hoy no solamente contempla los valores relacionados al liberalismo del siglo XIX, sino que se refiere también al constitucionalismo social del siglo XXI. Logramos constitucionalizar figuras como el amparo, mediante la cual cualquier ciudadano puede reclamar al tribunal si siente que sus derechos constitucionales han sido quebrantados, poniendo una moción para amparar sus derechos. Eso es algo que no existía en el país. Incluso, para el sector periodístico. Se le ha constituido el derecho del secreto profesional y la cláusula de conciencia, que no teníamos antes. Hemos creado un Tribunal Constitucional, donde se puede incoar una acción directa para anular hasta un decreto presidencial, fíjese bien. No es normal que un gobierno presente una Constitución que lo vaya a limitar a él. Esta constitución lo que hace es eso, limita el poder, pero aquí le estoy diciendo a un tribunal constitucional que no existía que está facultado para decirle al Presidente que su decreto es nulo. Yo creo que esa es una expresión de pluralismo democrático. Además toda la reforma administrativa y financiera del Estado, la nueva ley de presupuesto. Antes el poder ejecutivo concentraba el 70% de la ejecución presupuestaria y hoy día cada institución ejecuta su presupuesto. La Presidencia tiene instituciones que dependen de ella, como el Jardín Botánico, una institución como otras que caen en el presupuesto de la Presidencia, pero se aplica a través del Ministerio Administrativo. También tenemos que hablar de la ley de Contraloría, de la ley de Administración Pública. Usted no ve que ahora se hable de obras de grado a grado, porque tenemos una ley de Contrataciones de Obras del Estado y sólo de manera excepcional, cuando la condición lo requiere, se dicta un decreto de emergencia para dar respuesta inmediata a algo que se haya presentado, como una tormenta. De manera que todo esto hoy día ha contribuido a la transparencia y la modernización del Estado.

¿Y en el plano económico?

En este ámbito el gran logro ha sido poder mantener la estabilidad de todos los indicadores macroeconómicos y el crecimiento sostenido. Como resultado de todo eso, hemos tomado medidas de impacto social. La tarjeta Solidaridad le llega a más de un millón de personas. La seguridad social en 2004 tenía solamente 35,000 personas afiliadas y hoy ya tiene cuatro millones. El bienestar del país ha mejorado significativamente. Los hospitales públicos están mejor dotados, porque al haber pasado al régimen de la seguridad social cada paciente que es tratado le aporta económicamente a la sostenibilidad del hospital. ¿Quién habla de falta de medicamentos hoy en día? Hemos sembrado todo el país con farmacias del pueblo, que hasta en su forma y apariencia compiten y hasta se ven mejor que las farmacias comerciales, y proveen la entrega de medicamentos a un menor costo a las familias de bajos ingresos.

En lo económico, en lo social, en lo institucional, en lo internacional, el país ha logrado mayor visibilidad que nunca, tiene un posicionamiento estratégico internacional. Al terminar mi gestión puedo decir que la República Dominicana está mucho mejor que cuando yo entré.

El legado
El país logró mayor visibilidad. Al terminar mi gestión, puedo decir que la República Dominicana está mucho mejor que cuando entré.
El error

No debí aumentar
los salarios a los altos funcionarios públicos al inicio de mi primer mandato. Eso fue la inexperiencia. Pagué el precio.



SEGUNDA PARTE

El diálogo terminó de la mejor manera. Del primer momento de dubitación, el presidente Leonel Fernández pasó a agradecer la oportunidad de hablar de su experiencia en el poder, de su vida particular, de sí mismo.
El tiempo pasó volando. Al final, una pregunta obligada a quienes nos acompañaron en el auditorio limitado del escenario de grabación: -¿Cómo quedamos? Ya imaginan la respuesta… Un apretón de manos y una sugerencia: deberíamos hacer una segunda entrevista sobre sus ideas políticas y filosóficas, sobre el futuro de la República, las tendencias globales y el futuro de la humanidad. “Ya veremos”, concluyó el mandatario. A continuación, la última parte del diálogo.

Como quiera, son 12 años de ejercicio, cuatro y ocho. Presidente, lo que sí es objeto de discusión es la distribución de la inversión. Yo tengo la impresión de que usted ha hecho una inversión muy alta en el Gran Santo Domingo y que no ha habido una buena distribución de la inversión, por ejemplo, a las provincias del país.

Usted sabe que eso se dice, pero cuando viajo por el interior me doy cuenta cómo la obra de gobierno llega a todas partes. Usted toma hacia el Este de la República y verá los elevados, cruza el puente Juan Bosch, entre la avenida Las Américas, sigue a la autovía del Este, eso llega a La Romana; ahora está la carretera de El Coral, está el bulevar de Punta Cana a Uvero Alto, estamos uniendo a Miches con Sabana de la Mar, es decir, todo el Este. En San Pedro de Macorís todos los barrios están pavimentados. Juan Dolio y todo su entorno con instalación de acueductos, planta de tratamiento de aguas residuales. La Altagracia, pavimentación de calles, construcción de viviendas, el acueducto. El Seibo lo hemos hecho de arriba abajo, completamente. Coja ahora el Sur. Usted coge la carretera de San Cristóbal a Baní, hecha por este gobierno. Toma de Baní hacia San Juan de la Maguana, el 15 de Azua, la carretera de San Juan a Barahona, todo lo ha hecho este gobierno. Usted coge el Cibao…

Quisiera llevarlo a Tamayo a inaugurar las calles.

¡Seguro!

Pero usted no las ha hecho todavía.

Está pendiente, está pendiente… Pero tome Puerto Plata. Los puertoplateños dicen que ningún gobierno ha hecho lo que ha hecho este gobierno.

Ahora, presidente, viéndolo enumerar sus obras, hablar de lo que ha hecho, ¿cómo siente que lo valora el pueblo dominicano?

El pueblo dominicano nos ha dado un respaldo excepcional. Fíjese que desde el año 2004 hemos ganado cuatro elecciones consecutivas por encima del 50%. Yo creo que ningún otro político en la historia moderna de la República Dominicana ha recibido todo el apoyo electoral que ha recibido el Gobierno del Partido de la Liberación Dominicana. De manera que ha habido una correspondencia en términos de apoyo popular a lo que ha sido nuestra obra de gobierno. Y aún en medio de la más grande crisis económica y social de los últimos 80 años, el pueblo dominicano todavía nos ofrece un apoyo que pasa del 50%. De manera que yo me siento privilegiado de haber podido contar con un apoyo solidario por parte de la ciudadanía.

Durante sus gestiones ha desarrollado una política muy de cara al mundo, vinculando el país a los organismos internacionales, tratando líderes… De todos esos liderazgos ¿cuál dirigente le ha impresionado más?

Ahí hay una mezcla de muchas inteligencias y muchas experiencias, de gente que está vinculada a un área del mundo, pero entre las personas que más me han impresionado está el expresidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti. Lo considero un hombre de una brillantez fuera de lo común, excepcional. De igual manera el expresidente Fernando Henrique Cardoso, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva; la energía del presidente Hugo Chávez, inagotable, y su vinculación con las causas populares, la inteligencia descomunal de un Fidel Castro, que tiene curiosidad insaciable para conocer el detalle de cada cosa, una sabiduría realmente impresionante. Lo mismo puede decirse de Felipe González de España, un hombre que se mantiene actualizado de los temas económicos, políticos, de problemas internacionales y con una inmensa capacidad de exposición. De manera que en eso también he sido privilegiado, por haber tenido la oportunidad de conocer e intercambiar con gente de un talento fuera de lo común, con gente comprometida con las mejores causas, y que, al mismo tiempo, son brillantes y excepcionales.

La vinculación con esos líderes y sus mismas gestiones, ¿lo habrán puesto a pensar en alguna posición en un organismo internacional, después de agosto de 2012? La gente habla de eso.

Usted sabe que yo tengo una característica y es que nunca he procurado empleos. Yo no me imaginé que iba a ser presidente de la República. Las circunstancias me llevaron a serlo. Tampoco en otros puestos, como alcanzar un cargo internacional. No me lo propongo. Hago cosas porque quiero contribuir modestamente desde mis posibilidades. Si eso llama la atención o interesa, ya con eso uno puede pasar a otro nivel, pero en principio nunca he procurado cargos. Al revés, hasta he rechazado cargos por mantener mi libertad de accionar.

¿Cómo se siente Leonel Fernández, el individuo, cuando oye decir a personas como Vincho Castillo, que usted es el más importante activo de esta nación?

Lo que sucede es que el doctor Castillo tiene por mí un afecto muy especial que yo no he logrado reciprocar. Yo siento por él una admiración, un respeto, porque veo en él a una persona muy interesada por el bienestar de la República Dominicana. Tenemos una amistad muy estrecha y sé que él siente mucho afecto y esa consideración. Y viniendo de una persona como él, me impulsa a asumir un compromiso mayor y de tratar de realizar una obra de gobierno a la altura de las expectativas que se esperan de nosotros. De manera que una expresión como esa lo que hace es que pone mayor carga de obligación sobre mi actuación, tratar de hacer las cosas bien.

Señor Presidente, usted enumeraba las obras, algunas de las realizadas en esta gestión. Sin embargo, todavía faltan muchas cosas por hacer en República Dominicana, ¿Qué usted siente que se le ha ido quedando de su agenda de gestión?

La democracia como proyecto político es un proyecto inacabable y el progreso económico nunca tiene límites. Sería un error de cualquier dirigente político considerar que debo quedarme en el poder más tiempo porque no he logrado terminar tal cosa. Nunca se termina. La educación es un tema que nunca termina, la salud es un tema que nunca termina, la construcción de infraestructura jamás puede terminar porque el progreso siempre sigue ahí, el progreso no se detiene. Tengo que ver si en la balanza me da más positivo que negativo, si al dejar el gobierno --yo o cualquier gobernante, lo digo en sentido genérico--, hay un legado, si hay huellas que se dejan, positivas, para la continuidad de lo que aún falta, de lo que aún queda. Claro que estoy consciente de que quedarán muchas cosas, y claro que hay desafíos pendientes para gestiones en el futuro. Yo le diría uno, el tema eléctrico, por ejemplo, es un tema que no hemos logrado resolver enteramente. ¿Por falta de voluntad? No. ¿Por falta de inversión? Tampoco. Heredamos unas complejidades que no podrían resolverse enteramente, sino hasta el año 2016. Eso lo digo porque se ataron contratos con determinadas empresas de generación de energía que dificultaron que nosotros pudiéramos resolver el problema en el tiempo que nos ha tocado gobernar. Creo que hemos avanzado, creo que el país hoy en día está en una mayor capacidad de generación, que ha habido una diversificación de las fuentes energéticas para la producción de electricidad. Creo que hemos logrado una cobranza de reducción de pérdidas, aunque no todo está resuelto como yo había deseado. Pero no fue por falta de voluntad política, no fue por falta de inversión, de decisión, sino por una herencia que se proyecta hasta el año 2016 y que dificultaba o impedía que ese tema fuera resuelto a plenitud.

Usted termina el gobierno el 16 de agosto, pero seguirá siendo el presidente del Partido de la Liberación Dominicana. ¿Cómo se vislumbra en esa posición?

Mi papel como presidente del PLD, ya fuera de un escenario electoral, y sobre todo sin la premura de un proceso electoral cada dos años, es realmente contribuir a la modernización del PLD en los próximos años. Así como hemos contribuido a modernizar el Estado, ahora también, con más calma, con más dedicación, veremos cómo convertir al PLD en un instrumento político eficiente, con unos cuadros bien formados, bien preparados, para enfrentar los retos que República Dominicana tendrá en el siglo XXI. Entrenar cuadros con suficiente preparación, con formación ética, con capacidad técnica, y con vocación de servicio y dominio político para la solución de los problemas. Eso es lo que me corresponderá desarrollar al frente del PLD.

Presidente, en el 2016 usted seguirá siendo un hombre joven, de 50 y poco más de años.

Bueno, en el 16 yo estaré cumpliendo 62 años.

Seguirá siendo joven. Yo tengo 61 y no estoy tan viejo [Risas].

No, definitivamente no.

Con esa experiencia [más risas] ¿estará en su agenda volver al poder?

Uno no puede adelantarse a los hechos. Como le he dicho, yo nunca aspiré a ser Presidente. Mi tarea, mi agenda, no es ocupar un cargo público. Mi agenda es cómo puedo contribuir al avance del pueblo dominicano. Si eso está en mi destino, ya veremos, y si no lo está, tampoco tengo resentimientos ni amargura.

La Constitución para entonces le tiene el camino abierto.

Legalmente lo estaría. Ahora, ¿qué va a pasar de aquí al año 2016? Ahí está la incertidumbre, el misterio de lo que va a acontecer. Es difícil que yo pueda contestar qué puedo hacer hacia el año 2016, cuando no sé si yo estaré vivo de aquí al 2016. Esperemos que sí…

Claro. Por cierto, hace 10 años que se fue Juan Bosch. ¿Cómo recuerda a Bosch, 10 años después, con usted en el poder? Con aquel lema de servir al partido para servir al pueblo.

Yo le puedo decir que en mi caso en particular tuve una relación muy estrecha con el profesor Bosch y lo llamo mi padre intelectual y político. Cada vez más veo lo visionario que fue el profesor Juan Bosch. Yo le llamo la mentalidad de la lírica más aguda del pueblo dominicano. Un verdadero pensador que se comprometió con las mejores causas de la República Dominicana. Yo aspiraría a ser considerado como un modesto discípulo del profesor Juan Bosch y yo creo que el profesor Bosch, allá en las alturas, donde debe estar en este momento, debe ver con regocijo cómo sus discípulos han estado dando la batalla en medio de grandes dificultades, de grandes obstáculos, para que la República Dominicana sea un lugar donde todos sus habitantes puedan realizar sus potencialidades creativas y puedan cristalizar sus metas. De manera que en ese sentido no hacemos nada perfecto, porque nada es perfecto en la vida, pero sí hemos desplegado nuestros mayores y mejores esfuerzos para la realización de una obra que pueda ser considerada, si no admirada, por lo menos respetada.
l Presidente, yo estoy muy agradecido, de verdad, de tener esta conversación con usted, de que usted me haya permitido este diálogo, de compartirlo también con la gente. No sé si quisiera decir unas palabras, ya para terminar.
Osvaldo, quiero agradecerle a usted la gentileza que ha tenido al sostener este diálogo. Una entrevista poco usual, porque no es tanto de los problemas nacionales e internacionales, sino que es un poco hacia el interior de mi persona.

Del ciudadano Leonel Fernández.

Exactamente, qué brota del alma de Leonel Fernández con respecto a estos temas y cómo hemos visto nuestra historia por el paso del escenario público de nuestro país, de manera que no es común que podamos tener esta conversación, donde se pasa a la parte de la intimidad, pero le agradezco que me haya concedido esta oportunidad de hacerlo, porque así puedo tener un diálogo más humano con el pueblo dominicano, que pueda tener una apreciación de qué pasa realmente por la mente, qué pasa por el corazón de alguien que tiene la responsabilidad de dirigir los destinos de una nación, en este caso de una nación como la República Dominicana.
Los líderes
Resalta las cualidades de Julio María Sanguinetti, Fernando Henrique Cardoso, Fidel Castro, Hugo Chávez y Felipe González
El lamento
Deplora no poder avanzar lo suficiente en la solución del problema eléctrico y dice que no pudo resolverlo por la forma en que ataron los contratos

Gracias a El Caribe

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