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lunes, 21 de febrero de 2011

EN EL SEXO HAY: Palabras sucias que encienden...

Frases que van al centro del deseo con sólo pronunciarlas o escucharlas. Es el otro sexo oral, no apto para tímidos ni vergonzosos.

Hay parejas que pueden tener un orgasmo únicamente con imaginar roces, posiciones o expresar fantasías. Otras se excitan sólo con gemidos y susurros. Es que por el orificio a veces menospreciado del oído, penetran insistentemente, unas cuantas letras que pueden hacer eco bien abajo, allí donde las caricias son el lugar común del sexo.

Unas pocas palabras, casi siempre las mismas, que se desprenden de los cuerpos que se frotan y que el sudor les provoca. Martina (22) es una de ellas, que tan sólo con sentir que su amado pide algo más de lo que están haciendo en el acto, desespera y llega al punto más álgido que alcanza una mujer excitada.
“Más, más, sí, así, así, dame, dámelo todo, no te quedes con nada”, es una de las frases preferidas de Camila (27), con la que es capaz de enervar la piely las neuronas de su pareja, al que asegura, le encanta escuchar mientras “hacen el amor”.
El autor de "Malas palabras con historia", Héctor Velis-Meza, afirma que “aún cuando siempre se ha tenido conciencia de que las palabras son sólo el nombre de las cosas y las acciones, también se ha admitido que algunas de estas cosas y acciones pueden existir o llevarse a cabo, pero que no deberían decirse públicamente, porque la costumbre no lo permite”.
El arquetipo de la puta, la gran gozadora, es el que más ranquea a la hora de endulzar el oído de chicas y chicos, afirman María (32), Julián (24) y el galán de 40 años, Roberto. “Porque cuando se ponen en ese rol, están inmediatamente habilitadas para hacer cualquier cosa”, sentencia uno de ellos.
El periodista Velis comenta que “en consecuencia, la mala palabra, es la que quebranta agresivamente las reglas de la coexistencia social. Es el vocablo que se sale del libreto unánimemente aceptado y nos recuerda de manera imprevista aquello que no debería verse ni escucharse. Sabemos que estos términos no se consideran buenos porque, en algunos casos, ofenden el pudor y, en otros, recuerdan las malas prácticas sociales”.
“En el momento en que enuncias esa palabra, es real. Entonces si soy puta puedo abrirme de gambas, agarrar, chupar, hacer lo que quiero, total...”, afirma una de las más extrovertidas encuestadas. Y es que este lenguaje a veces bastante rudimentario, el que alivia esos pensamientos que navegan en la mente de muchos y muchas y que no tienen vergüenza de verbalizar.
Un clásico en la cama es tentar al compañero/a a confesar sus fantasías, cuenta Sofía, la más jovencita y experimentada, según su propia opinión. "Es que esto puede ser muy erótico y muy estimulante cuando no hay ningún criterio de realidad, porque pasa que hay quienes preguntan y después creen que es cierto. Y ahí todo se arruina”, comenta.
MALAS PALABRAS
“Las malas palabras no son sólo las groserías, sino que todas aquellas que nos producen un inmenso desagrado cuando las escuchamos”, comenta Velis. El periodista señala que “algunas de ellas nos incomodan, otras nos causan repugnancia, también están las que desencadenan en nosotros una ola de indignación, no faltan las que nos hacen sonrojarnos y, sobre todo, las que hieren nuestra sensibilidad y nos humillan”.
Las malas palabras no dejan indiferente a ninguna persona y puede que algunos tengan una mayor tolerancia hacia ellas y que no reaccionen frente al sonido que las identifica, pero cuando se escuchan o se pronuncian, "todos sabemos a qué están aludiendo", afirma Velis.
¿DIRTY TALK?
El dirty talk puede ser una experiencia muy entretenida para la mujer que se atreve a expresar todo lo que su imaginación les permita. Incluso algunas confiesan que han intentado cambiar de rol y tomar una actitud más dominante en el acto a través de las palabras.
A muchas personas estas palabras pueden resultarles chocantes, pero en la cama les generan una enorme excitación. En cambio, a otros no les gustan y hasta les pueden generar repudio. Por ello hemos decidido dejar a su imaginación esa palabra que sin duda le provoca algo ahí, usted sabe dónde.

“Son obscenas porque nombran sin restricciones lo que jamás debería mencionarse en público o son inmorales, porque aluden a contravenciones de las buenas costumbres y vulneración de la legislación”, añade Velis.
Pero por sobre todo, Velis señala que “estas voces poseen, además, un poder imaginativo: provocan en la mente la representación clara del órgano aludido, de una escena sexual o de una mala acción”. Es por todas estas razones, concluye el periodista, “que usamos los eufemismos, que son formas suaves o decorosas de palabras que la sociedad considera duras y malsonantes”.
Lo mejor es reservarse algunas cosas, porque aún cuando muchas cosas han cambiado hay mucha dificultad para hablar, para comprometer algo más cerebral. Sobre todo porque, parece mentira, pero ellos siguen queriendo que les digan que la tienen grande y ellas que las aman. Pero si te animas, lo mejor es dejar la ideología en el mismo lugar que los pudores, bien lejos.

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