UNA TOMA DE HOYESNOTICIA, ESPERANDO LA CRITICA DEL EXPERTO
Es un artista del lente que se confiesa hijo de los platanales mocanos donde se hizo amante gratuito del monte, el amanecer, el rocío lluvioso y los “echadías” del campo.
Echando un vistazo al pasado, recuerda que hasta la secundaria estuvo en grupos juveniles, movimientos estudiantiles y nidos culturales.
En casa crió palomas, conejos y junto a su padre aprendió a reparar taquitos de zapatos, utilizar el martillo, machete y a reparar las primeras motocicletas Honda que llegaron a su campo.
Con cédula y acreditación universitaria en administración de empresas, economía y publicidad, Guzmán trabajó en hospitales, bancos, industrias. Fue profesor de secundaria y universitario.
También aprendió fotografía. “En algunos lugares obtuve conciencia de orden, disciplina, aprecio por la belleza y el color; en otros fui testigo de la alegría y el dolor humano”, confiesa.
Recorrido el camino universitario, la enseñanza y las gerencias, decidió andar sin hojas de cálculo para abrazar el iris del lente fotográfico.
“Con la fotografía soy cantor y ciudadano voluntario.
Con las imágenes vibran en mí las mismas fibras de la guitarra, la herramienta de trabajo y el olor exquisito de una novia en su día de bodas”, declara mientras intenta domar el bigote desordenado que se resiste a rasurar.
Trabajo social Como
voluntario registra los programas sociales y de salud de Misión ILAC de Liceo al Medio; el Instituto Dominicano para la Prevención y Asistencia a la Depresión y Suicidio, la Fundacion SSM, Seminario San Pío X y las premiaciones anuales de la Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos. Esa labor le hincha las venas de regocijo.
Con cámara al hombro y botines mete las narices y las pupilas en el campo para captar la asistencia sanitaria y educativa que luego ilustrará catálogos de instituciones de servicio.
“Lo más interesante es la gente, en la sierra o en el llano; en las lomas de Villa Trina, Henequén o Pedro García. Él ser humano es el fin y razón de mi accionar fotográfico, ese vínculo me nutre y le da razón a mi vocación hacia la imagen”, recalca.
A través de la fotografía, herramienta que le permite contar y descifrar historias, Juan se ha vuelto indispensable en uniones matrimoniales.
Y así, en oasis de flores y gente impecable, se mueve de forma prudente para hurtar con su lente lo planeado e inesperado de las celebraciones.
De tanto cabalgar entre velos de novia y novios impacientes, guarda múltiples crónicas. Cuenta que el día de la boda, las novias pasan por un stress muy fuerte, por aquello del manicure, maquillaje y un largo etcétera. “Es increíble como no las dejan tranquilas”. Sobre el consorte, asegura que los muchachos de hoy se involucran en la organización. “El hombre de hoy es tan caballeroso y delicado como el de otros tiempos.
Les gusta lucir elegante, ‘en control’, aunque uno sabe que también tienen sus nervios”.
Grisbel Medina - Hoyesnoticia.com
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