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martes, 24 de abril de 2012

REPÚBLICA DOMINICANA: El 24 de abril de 1965 un grupo de militares progresistas inició la lucha armada por la libertad y la democracia



Una vez, miles de amas de casa, obreros, médicos, chiriperos, estudiantes, profesores, comerciantes, técnicos, intelectuales, limpiabotas,  y otros miembros de la sociedad dominicana se lanzaron, rebeldes, a las calles de Santo Domingo. Eran, más o menos, las 2:00 de la tarde del sábado 24 de abril de 1965. Y el pueblo estaba harto de la corrupción pública, de los abusos de las Fuerzas Armadas, y de todas las arbitrariedades heredadas de los 30 años de dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.

El joven locutor del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) José Francisco Peña Gómez había anunciado por el programa Tribuna Democrática de Radio Comercial que, en ese justo momento, un grupo de soldados progresistas ejecutaba el apresamiento del alto mando del Ejército, y pedía el respaldo de la población para restablecer el mandato constitucional del profesor Juan Bosch, derrocado por los sectores  más conservadores del país el 25 septiembre de 1963.


Mario Peña Taveras, capitán responsable de dar inicio a la revuelta, recuerda que la respuesta de los dominicanos y las dominicanas no se hizo esperar.  Las voces que reclamaban el regreso de Bosch y la democracia estallaron de repente en la capital, con repercusión en diferentes puntos del territorio. La nación estaba en vilo, bajo la consigna “¡Retorno a la constitucionalidad sin elecciones!”. Para garantizar la sostenibilidad de la insurrección, bajo la estrategia diseñada por el coronel Rafael Fernández Domínguez,   los soldados constitucionalistas tomaron los campamentos militares 16 de Agosto y 27 de Febrero. Y de allí sacaron rifles, pistolas y municiones que comenzaron a entregar al pueblo antes de que finalizara la tarde, en la estación de bomberos de la avenida Mella, próximo a la Ciudad Colonial.

“Había un camión estacionado con armas y municiones en el cuerpo de bomberos. Armamos al pueblo para que participara, para que se defendiera”, recuerda Manuel García Germán, quien formaba parte de la trama militar que tenía al PRD como brazo político. Los constitucionalistas, agrega el combatiente,  también colocaron explosivos en todas las sucursales bancarias de la zona, con el fin de asegurar que el poder económico no cayera en manos de las tropas de la base aérea de San Isidro, opuestas, bajo el mando del general Elías Wessin y Wessin, al retorno del profesor Bosch.

Ya en la noche, el presidente del Triunvirato, Donald Reid Cabral, anunciaba que todo el país, exceptuando los campamentos 27 de Febrero y 16 de Agosto, estaba bajo el control de los militares del  Centro de Entrenamiento de las Fuerzas Armadas dominicana (CEFA) y la  Fuerza Aérea Dominicana. Reid Cabral aseguraba que la rebelión popular no tenía posibilidades de mantenerse. Horas más tarde, a media mañana del 25 de abril, el Triunvirato fue derrocado por un “comando militar revolucionario” compuesto por los coroneles Vinicio Fernández Pérez, Giovanni Gutiérrez Ramírez y Francisco Alberto Caamaño Deñó. Este último se convertiría con el paso de los días en el más importante actor de la gesta de abril, y en representante indiscutible de las aspiraciones de autodeterminación del pueblo dominicano.

“La experiencia que se deriva de estos acontecimientos es que la democracia expresada a través de los regímenes constitucionales debe ser respetada y jamás violada. De ahí que los esfuerzos para adoctrinar a las Fuerzas Armadas en su papel de defender la independencia e integridad de la República, sostener la Constitución y las leyes, y apoyar a los gobiernos constitucionales deben ser siempre enfatizados para que los militares jamás vuelvan a ser utilizados por políticos frustrados”, afirma el comandante constitucionalista Héctor Lachapelle Díaz en el libro Guerra de abril, inevitabilidad de la historia. 

La Guerra Patria

El levantamiento del 24 de abril no fue una expresión momentánea y desorganizada de rebeldía. Lachapelle explica que los militares constitucionalistas elaboraron un plan detallado de la toma de poder, donde se incluían  las instalaciones de electricidad, telecomunicaciones, radio, televisión y carreteras, además de los destacamentos policiales y almacenes de abastecimiento alimenticio. Por eso, cuando las tropas de San Isidro y los barcos de la Marina de Guerra comenzaron a bombardear el Palacio Nacional y el Puente Duarte, entre los días 25 y 27,  los daños materiales causados no se tradujeron en reducción del espíritu de resistencia de la población, sino todo lo contrario. Mientras el coronel Caamaño Deñó emergía como la principal figura política y militar del bando constitucionalista, organizaciones como el Movimiento Revolucionario  14 de Junio, el Movimiento Popular Dominicano y el Partido Socialista Popular se encargaban de organizar a los ciudadanos y ciudadanas en comandos de combate, capaces de enfrentar a las tropas traidoras del general Wessin y de resistir a la invasión del ejército de los Estados Unidos de América, el más poderoso del planeta.


País conmemora la gesta patriótica
Las escuelas, universidades y la sociedad dominicana en sentido general están llamadas a recordar la gesta que inició el 24 de abril de 1965. A pesar de tener a militares como los coroneles Rafael Fernández Domínguez y Francisco Alberto Caamaño Deñó como figuras predominantes, el del 65 es un hecho histórico que recoge la participación de todos los sectores progresistas de la República.

Figuran movimientos y partidos de izquierda, grupos religiosos, comerciantes, intelectuales, centros educativos, asociaciones culturales y deportivas y otra larga lista de entidades y personajes.  Hoy la Comisión Permanente de Efemérides Patrias celebra, a las 9:00 de la mañana, una misa conmemorativa del 47 aniversario en la iglesia del Carmen, Zona Colonial. Luego presenta ofrenda floral en el Altar de la Patria.

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